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Del mundo ideal al mundo real

Los restos de una demolición convertidos en un nuevo espacio; escombros convertidos en bancos, camisas de segunda mano utilizadas como uniforme, leña de poda alimentando el sistema de calefacción... Todo esto no sólo son buenas ideas, sino la filosofía de una empresa y de un proyecto: Mo de Movimiento.

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¿Qué ocurre cuando un equipo de profesionales está intensamente motivado por la experimentación colaborativa y la innovación? Que crea, que rompe, que sorprende.

Esto es lo que consiguieron Felipe Turell y Javier Antequera en 2018 con la creación de la empresa Proyectos Conscientes. Y fruto de su trabajo encontramos en Madrid el restaurante Mo de Movimiento, un proyecto que se construyó durante dieciséis meses en el espacio del antiguo Teatro Espronceda. “Desde el principio fue un proyecto muy especial en el que lo que primó fue crear una alternativa de consumo responsable”, recuerda Felipe.

Un equipo de Ecodiseño, integrado por siete expertos profesionales dieron forma a lo que sería un local de 1135 m2 en el que los escombros de la demolición fueron reutilizados como bancos; la cocina se alicató con retales de otras obras; la antigua escalera del local se realojó en el acceso al piso superior; las cajas de fluorescentes del parking, rescatadas de diferentes orígenes y puestas a punto por los estudiantes de la Asociación Norte Joven se convirtieron en las luminarias; y las maderas del antiguo local se reensamblaron para crear el mobiliario. “Tuvimos la suerte de contar con Lucas Muñoz, un diseñador que reutiliza materiales y que tenía una manera de entender el proyecto igual que nosotros”.

Como en todo momento fueron surgiendo ideas, cambios, etc. La evolución se fue plasmando en un tapiz que aún está expuesto en el restaurante. Sin embargo, algunos aspectos no quedaron allí plasmados, sino en los propios elementos del local. Así, tanto en el relleno de los cojines, como en los paneles acústicos que cubren el techo se observan hoy textiles reutilizados; y los uniformes utilizados por el personal contratado son camisas de segunda mano restauradas y teñidas con tintes naturales. Los mandiles han sido encerados para evitar lavados, etc.

Y es que la huella ecológica es una de las grandes preocupaciones de los alma mater del proyecto. “A nosotros, en realidad, nos da igual vender camas o pizzas. Lo importante es lo que hacemos, por qué lo hacemos y cómo lo hacemos. La sostenibilidad no es una moda, sino una tendencia que ha venido para quedarse. La sociedad la está pidiendo activamente y quien no la tenga en cuenta, morirá. Ocurre lo mismo que ocurrió con el nacimiento de las páginas webs. Entonces quizá era una opción tenerla o no. Hoy por hoy, sin embargo, el que no la tiene, no existe. Pues lo mismo pasa con la sostenibilidad. Una sostenibilidad que ha de der transversal y social, no solo ambiental. En eso creemos.”.

Hogazas hechas con masa madre de semillas, nueces y harinas semi integrales ecológicas que provienen de dos pequeños molinos de Sigüenza y Zamora, cerdos ibéricos salvajes, pollo de pastoreo ecológico, verduras de huertas orgánicas… Los productos utilizados y ofrecidos también responden a la misma filosofía. “Durante un año y medio recorrimos España buscando productores que confiasen y creyesen en nuestros valores. Buscando minimizar la huella de carbono y el impacto medioambiental, planteamos un proyecto que apoyase y diese visibilidad a pequeños productores de proximidad”.

Y parece que acertaron en su apuesta, porque en siete meses dieron de comer a 75.000 comensales en Madrid. “Pero no somos un restaurante al uso. Lo importante no es nuestra carta, sino ofrecer a la clientela una alternativa de consumo responsable”.

Ese consumo también afecta a la energía. Dos hornos artesanales alimentados por leña de poda son el corazón de un circuito de radiadores y suelos radiantes; su diseño incluye un serpentín de cobre que re-aprovecha la energía calorífica. Varias tinajas de barro perforadas y los muros adiabáticos situados en el patio constituyen el sistema de climatización. La entrada de agua se ha equipado con un sofisticado sistema de filtrado para evitar el impacto del agua embotellada y enriquece todos los usos de cocinas y hornos.

“Mucha gente nos pregunta si nos ha afectado la pandemia, y lo cierto es que no podemos responder, porque nacimos el 20 de mayo de 2020, es decir, en plena pandemia. Lo que sí sabemos es que hemos conseguido poner en marcha un proyecto en el que creemos”.  Un lugar sostenible que se ha convertido en paradigma de una conciencia responsable con el medioambiente dentro de la empresa.

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