No hay duda de que los embalses nos dan de beber. Gracias a ellos se abastece de agua a ciudades y pueblos, después de un proceso de depuración.
Eugi es un ejemplo de esos embalses. Situado en el término municipal de Esteríbar (Navarra), a 26 kilómetros de Pamplona, recoge las aguas de cabecera del río Arga. Su capacidad es de 21,4 Hm3 y su volumen útil de 20,26 hm3. Su cota máxima es de 628 m. Sus aguas son tratadas en la estación de depuración de Urtasun, situada a 1,5 km. del embalse.
Para garantizar la calidad del agua que se bebe, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona realiza controles y analíticas semanales, además de análisis del agua prepotable que entra en Urtasun.
Gracias a esas medidas se toman decisiones de operación. Por ejemplo, el control de la temperatura en la profundidad que se realiza semanalmente determina el momento en el que se produce la termoclina (cuando la capa superior de agua tiende a enfriarse y a bajar, mezclándose con las capas inferiores) y, por consiguiente, el mejor momento para proceder al desembalse del fondo, que generalmente suele ser a finales de verano (este año se ha hecho el 7 de septiembre).
Pero ¿por qué se desembalsa un embalse? Esta operación se viene realizando desde 1991, y tiene por objeto eliminar la materia orgánica y metales (hierro y fundamentalmente manganeso) del fondo del embalse, para mejorar la calidad del agua que llega a la planta de Urtasun y reducir con ello el empleo de reactivos en la fase de potabilización del agua antes de ser suministrada a la Comarca.
Tanto el momento del desembalse como la cantidad a desaguar han sido determinados con base en los datos en continuo suministrados por el perfilador instalado en la presa: un sistema de control automático de la calidad del agua dotado de una sonda multiparamétrica que permite registrar datos de forma automática a diferentes profundidades: profundidad, pH, temperatura, conductividad, oxígeno disuelto, turbidez, clorofila y materia orgánica.
La Mancomunidad realiza ocho mediciones al día, una cada tres horas, y todos los datos son transmitidos para que puedan ser consultados en tiempo real a través del sistema de explotación del Ciclo Integral del Agua de la entidad.
Como curiosidad diremos que en 2017 se realizó un estudio batimétrico (el segundo de estas características llevado a cabo desde la puesta en funcionamiento del embalse), mediante un vehículo subacuático con sónar, que permitió revisar con precisión el relieve de la superficie subacuática del embalse. El estudio realizado permitió actualizar la información sobre la capacidad del embalse para un mejor conocimiento de la disponibilidad de esta fuente de abastecimiento en función de las diferentes cotas de llenado. Y es que uno de los factores a considerar en un embalse es el cambio de capacidad del vaso que va variando con el tiempo como resultado de la progresiva sedimentación.
De momento, parece que Eugi cuenta con buena salud.
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