La pelusa y otros residuos textiles que quedan en las máquinas secadoras de las lavanderías (borra) se pueden convertir en un recurso que se puede transformar en un material similar al cartón. De esta manera, este tipo de residuo textil se incluye dentro de la economía circular, evitando así la generación de 1500 kg de residuos semanales sólo en Cataluña.
Este nuevo material se llama Clint y nace del ánimo de promover el desarrollo profesional de jóvenes a través de proyectos y encargos reales que tienen dos entidades como Elisava, la Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona, y Girbau Lab, la plataforma de innovación abierta de Girbau (compañía líder mundial en soluciones integrales de lavandería industrial). El objetivo es ofrecer oportunidades laborales.
Marta Galofré, Gerard Bel, Laia Moras, Damià Cusí y Marina Sevillano conforman el equipo de estudiantes que ha desarrollado el proyecto y que cursan el Grado en Ingeniería de Diseño Industrial y del Programa de Estudios Simultáneos de Elisava.
La razón que impulsó a este grupo de jóvenes a buscar una salida a este tipo de residuos fue la de observar que, diariamente, las máquinas de Girbau lavan en todo el mundo alrededor de 25.000 toneladas de ropa y que, en el caso concreto de Cataluña, se estima que las lavanderías industriales generan 1.500 kg de residuo a la semana. ‘Clint’, por lo tanto, es un nuevo material versátil y reciclable, fabricado a partir de esos residuos textiles. Cumple varias funciones. Por un lado, consigue reducir el residuo, y por otro, lo revaloriza, ya que le da nuevas aplicaciones. De esta manera, se refuerzan los modelos de circularidad que reducen el impacto medioambiental de las actividades industriales.
Además de avanzar hacia el residuo cero, el proyecto también ha servido para recuperar procesos artesanales para llegar a soluciones de transformación del residuo textil en nuevas aplicaciones materiales. Tal y como nos explica Marta Galofré, alumna de Elisava y portavoz del proyecto, “en la parte de transformación del residuo en nuevo material, hemos trabajado con el Molí Paperer de Capellades, un centro de conocimiento sobre la producción artesanal de papel en base a fibras textiles, y con Letter Cotton, un taller de impresión creativa que nos ha ayudado a conseguir la aplicación final sobre el pen-drive así como a ejecutar el grafismo”.
Las aplicaciones que el nuevo material Clint puede ofrecer son muy amplias y diferentes, puesto que son una alternativa innovadora ante el uso de materiales plásticos y objetos de papel o cartón que ya existen. “Entre otras opciones, ‘Clint’ podría sustituir el uso de materiales plásticos para producir carcasas de pendrives o ser utilizado para papelería o packaging”, anuncia Galofré.
Más allá de estos usos, la gestión del residuo de borra mitiga también los efectos nocivos que los tejidos y sus micro-plásticos provocan en el medio, tanto acuático como aéreo. “La reutilización de estos residuos permitirán minimizar su impacto medioambiental y favorecer un proceso de lavado sostenible”, recuerda Galofré.
A pesar de todas sus ventajas, aún habrá que esperar para ver este material en el mercado. “No estamos en fase de comercialización. De momento el uso del nuevo material es a nivel interno de Girbau”, concluye Marta Galofré.
Sin embargo, su existencia constituye una buena noticia en sí misma porque refleja la sensibilización medioambiental tanto a nivel industrial como educativo.
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