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Bombas de semillas: el poder transformador de flores y plantas

Las bombas de semillas o bombas de flores hunden su origen en el Egipto Antiguo. Los agricultores las utilizaban como forma de conservar los granos durante las crecidas del Nilo. En la actualidad, esta técnica tiene otras utilidades que discurren entre actividades educativas, de conservación y concienciación.

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Las bombas de flores consisten en pequeñas capsulas de arcilla y barro en cuyo interior se envuelven diferentes granos de plantas o flor. Para crear una sólo se necesita arcilla, tierra o compost, semillas, agua y un poco de destreza manual.

Consulta aquí un procedimiento para crear tus propias bombas de semillas.

Para algunas personas se trata de una forma divertida de acercar a los más pequeños a la naturaleza mediante una actividad que les produce gran divertimento y curiosidad por lo que pueda surgir de cada bomba al cabo de un tiempo prudencial de alrededor de un mes. Para otras personas, las bombas de grano o semilla son la única forma posible para sembrar terrenos de difícil acceso y también las hay que se sirven de las mismas para recuperar espacios urbanos deteriorados y recuperar los mismos en forma de nuevos paisajes revitalizados con color y vida.

Richard Reynolds pertenece a este último grupo desde que en 2004 tomase la determinación de terminar con el abandono paisajístico que se apreciaba en la zona de Londres donde vivía. Comenzó dejando caer alguna de estas bombas en los parterres abandonados que rodeaban su bloque de apartamentos y en la actualidad es la cabeza de un movimiento que practica la jardinería de guerrilla como forma de transformar espacios deteriorados o abandonados y poner el foco “contra el abandono y la escasez de espacio público para cultivar cosas, sean estas hermosas o sabrosas”.

Foto: On Guerrilla Gardening (Facebook)

Sea cual sea la motivación, es importante señalar algunos aspectos que hagan de esta actividad una acción respetuosa y segura con nuestro entorno.

En primer lugar, es importante utilizar semillas de plantas o flores autóctonas ya que si no utilizamos las semillas apropiadas podríamos hacer un gran daño al equilibrio del ecosistema introduciendo especies ajenas al mismo. Lo mismo puede ocurrir con semillas compradas. Si para realizar la actividad tenemos que adquirirlas, habrá que asegurarse de que las semillas no estén modificadas genéticamente ya que podríamos generar en el entorno problemas similares a los de las semillas no autóctonas. Existen diferentes plataformas en Internet que comercializan bombas de semillas autóctonas del clima mediterráneo como amapolas, caléndulas, aciano, trébol, margaritas, crestagallo y cebollino, etc.

En todo caso, una buena forma de hacerse con semillas válidas es conservar las de los alimentos que consumimos: pimiento, calabacín, cabalaza, tomate…

Si se van a utilizar semillas de flores también será importante tener en cuenta el calendario de germinación de las mismas.

En el siguiente link, se puede encontrar una completa tabla orientativa sobre las mejores fechas para plantar especies aromáticas, verduras y hortalizas y plantas ornamentales.

La diversión de la actividad está asegurada, sobre todo si se opta por hacerse con estas pequeñas armas naturales de forma doméstica. Encontrar el mejor momento y espacio para lanzarlas y esperar a ver el fruto también tiene su pequeño placer garantizado, además de estar colaborando a minimizar nuestra huella ecológica, creando un futuro y una visión de nuestro entorno más amable.

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