Los hábitos de consumo inadecuados suponen una importante generación de residuos y son muchas las iniciativas que luchan por evitarlo. La iniciativa de un centro comercial inglés que pretendía enseñar a los jóvenes a pelar patatas correctamente puede ser una de ellas. Aprender a desechar una cantidad menor de producto, reducir la generación de residuos y sorprendentemente, descubrir un alto valor desestresante en esta actividad manual fueron los principales logros de esta actividad.

En España se consumen al año 1.500 millones de kilos de patatas y a nivel mundial es uno de los alimentos más consumidos. Existen todo tipo de consejos sobre cómo pelar una patata y desechar la menor cantidad posible del producto: en función de si es patata nueva o vieja, en función de la clase de patata, del utensilio que se utilice, de si la patata está sin cocinar o cocinada…

Un cuchillo bien afilado o un buen pelador, así como la forma correcta de cogerlo inciden directamente en el aprovechamiento máximo de la patata. Si el utensilio utilizado es largo, se recomienda sostenerlo como un rodillo de pintura y si tiene forma de “Y” se recomienda sostenerlo como un lápiz. Respecto a la técnica de pelado, la más recomendable es la de comenzar desde la base de la patata e ir rotándola mientras se va desprendiendo la piel; una piel que debe tener el mínimo grosor posible, puesto que las propiedades alimentarias de la patata se encuentran, principalmente, en ella.

El residuo generado al pelar patatas es conveniente desecharlo como residuo orgánico o material para compost. En internet, por otra parte, se pueden encontrar múltiples opciones para cocinarlo y muchos proyectos de investigación que lo valoran como residuo a partir del cual conseguir biocombustible.

CONSEJOS PARA CONSERVAR LAS PATATAS

Antes de llegar a su consumo, conviene recordar diferentes trucos para evitar que el producto se estropee antes de ser cocinado.

. Si son patatas nuevas, es preferible comprar solamente las que se vayan a usar en un periodo corto de tiempo.

. En general, es preferible almacenar las patatas en un lugar oscuro y fresco (entre 7 y 10 grados), evitando la humedad y las neveras.

. Por último, se recomienda proteger las patatas dentro de un saco de tela o caja ventilada.