El mercado textil parece que apuesta por ofrecer cada vez más productos realizados a partir de productos orgánicos, reciclados o teñidos de forma orgánica y preferentemente fabricados de manera local.
Por ejemplo, una conocida multinacional apuesta esta primavera porcolores metalizados o los tonos pastel, así como por el estampado “tie dye”. Todas ellas tendencias de moda, pero aplicadas en prendas cuyos tejidos se han obtenido a partir de botellas recicladas o de poliéster y algodón reciclado. La multinacional asegura, además, que está trabajando para conseguir que todos sus productos sean sostenibles desde las materias primas, hasta su diseño y producción.
No es el único caso. Marcas tan conocidas como Surkana apuestan cada vez más por el cupro, una fibra de origen natural que se obtiene de los desechos del algodón y la celulosa por lo que resulta un tejido sostenible y amigable para el medio ambiente.
La última edición del MOMAD tuvo que duplicar la superficie de exposición con respecto al año anterior, para que firmas consolidadas y nuevas marcas pudiesen exhibir sus productos en moda, zapatería y complementos. El espacio estuvo dedicado exclusivamente a marcas que apuestan por una producción respetuosa con el medio ambiente y por la aplicación de criterios sociales y económicos responsables. O lo que es lo mismo, las marcas “slow”.
Parece que la industria de la moda ha tomado conciencia de que es una de las más contaminantes del planeta y que el gasto en prendas textiles no deja de crecer: un estudio de EAE Business School señala que el gasto per cápita en ropa en España en 2018 fue de 429,3 euros, en 2019 será de 438,5 y para el 2023 crecerá un 16%. Según el Banco Mundial, el 20 por ciento de la contaminación del agua a nivel mundial es causada por el procesamiento de textiles, lo que lo convierte en el segundo mayor contaminador de recursos de agua dulce del planeta, después de la industria del petróleo. Era imprescindible actuar.
Está claro que la industria textil está avanzando pero ¿qué ocurre en el ámbito del consumo y de la compra? ¿Realmente estamos apostando por este tipo de prendas y complementos?
Si atendemos a los datos que nos ofrece la red social Pinterest, podríamos decir que efectivamente, la moda slow comienza a calar en la ciudadanía. Según esta red, las búsquedas de términos relacionados con la moda sostenible aumentan cada mes más, siendo esta una tendencia que se mantiene estable durante más de seis meses. Esta duración en el tiempo lleva a los estudios a considerar que la moda sostenible se está consolidando dentro de los comportamientos de compra.
La encuesta más reciente que hemos encontrado sobre el nivel de concienciación de la población sobre el impacto del sector textil en el medio ambiente viene a confirmar estos datos. Según esta encuesta el 62% de la ciudadanía cree que el sector de la moda perjudica al medioambiente.
Con todo, aún queda mucho camino por recorrer hasta conseguir que la moda sostenible se convierta en una opción definitiva para el mercado. Dos importantes empresas basadas en el modelo sostenible han cerrado en los últimos meses al apreciar que la industria de la moda todavía no está del todo preparada.
El tiempo dirá si estas buenas prácticas se van extendiendo. ¿Y tú qué haces para evitar que la moda altere el planeta?
Lleva la primera y después de ella el verano, el cambio de armario hay que hacerlo, guardando la ropa e invierno y sacando a la luz la de verano. Mucha de la ropa que volvemos a ver será desactualizada, o simplemente no te quedará tan bien como antes por los excesos de las navidades, por lo que te quedan dos opciones, renovar tu armario o comenzar con la operación biquini.