Una curiosa historia ha sido noticia durante las últimas semanas. Unos operarios del servicio de recogida de residuos en Ankara (Turquía) decidieron crear una pequeña biblioteca comunitaria con los libros que iban recuperando de los contenedores. El ayuntamiento del distrito metropolitano de Çsankaya les cedió un viejo local. La nueva biblioteca ha resultado ser el paradigma de la reutilización: se aprovecha un viejo edificio sin uso para alojar libros abandonados. Hoy tienen más de 6.000 volúmenes catalogados.
A pesar del éxito, los responsables no logran entender como aún hay gente capaz de tirar a la basura tal cantidad de conocimiento, y de lo único que se arrepienten es de no haber empezado el proyecto antes. Esta historia nos invita a reflexionar sobre nuestros libros usados. ¿Qué debemos hacer con los ejemplares que ya no queremos? ¿Qué alternativas existen a la hora darles una nueva oportunidad?
Una buena opción nos la ofrece Traperos de Emaús, una fundación sin ánimo de lucro que, en el caso de Navarra, trabaja desde 1972 recogiendo y reciclando diferentes objetos y materiales procedentes de la basura de doce mancomunidades. Uno de sus centros de trabajo está en un polígono industrial de Sarasa, a unos 12 kilómetros de Pamplona. Allí se almacenan y recuperan diferentes materiales: mobiliarios, puertas, ventanas, juguetes… y también libros, muchos libros.
Begoña Recondo, coordinadora del área de recuperación de titos y libros, nos invita a conocer el espacio de la instalación destinada a almacenar diferentes volúmenes recuperados. Resulta impactante ver tantos libros juntos, ocupando casi en su totalidad un espacio tan generoso. Los libros han llegado a Sarasa después de haber sido descartados en los domicilios de la Comarca de Pamplona. Recondo calcula que cada semana recogen unos 4.000 volúmenes: muchos de ellos están en mal estado y se destinan al reciclaje de papel, pero al final logran seleccionar unos 1.500.
Los libros, clasificados por diferentes categorías –libro antiguo, euskera, narrativa, idiomas, infantil, cómic–, se destinan posteriormente a los cinco rastros de Traperos donde se logran vender unos 800 ejemplares al mes. Si hacemos cuentas es fácil adivinar que el espacio de almacenaje en Sarasa mengua con cada nueva recepción de material. Afortunadamente, en breve dispondrán de un nuevo espacio para esta tarea en el centro que han habilitado recientemente en la localidad de Berriozar.
Cada rastro cuenta con un departamento de librería que es frecuentado por clientes a la búsqueda de ejemplares a un precio más que asequible, entre 1 y 4 euros. Pero Recondo advierte que esta labor tiene todavía más consecuencias positivas: el interés y la asiduidad de los clientes ha propiciado la creación de talleres culturales en torno al mundo del libro usado, con charlas, talleres, etc. Éste es el encanto y el poder que atesoran los libros recuperados.
Otras oportunidades para nuestros viejos libros
Además de la solución que nos ofrecen los Traperos de Emaús, disponemos de más alternativas. Es el caso de la bibliotecas públicas, que en muchos casos aceptan la donación de ejemplares. Actualmente en la Comarca de Pamplona disponemos de 23 bibliotecas que podrían aceptar nuestros ejemplares usados.
Otra opción para prorrogar la vida de los libros es Re-Read, en la calle Zapatería 45 de Pamplona. Este local pertenece a una cadena con 40 establecimientos en toda España donde compran libros en buen estado de todos los temas y géneros a 0,20 euros/unidad.
Por otra parte, en Pamplona contamos con un buen número de librerías con encanto. Una de ellas es Deborahlibros (Avda. Baja Navarra, 44) donde su responsable, Katixa Castellano, brinda además un espacio para los libros usados que donan algunos clientes. La única condición es que las obras destaquen por su interés y tengan un mínimo de calidad. El precio único de venta es de 5 euros.
Además de estas cuatro propuestas quedarían más alternativas. Los libros usados pueden ser donados a Paris 365 Denda (C/ Mayor 75, bajo), a la ONG Ayuda Contenedores (Casas de Puig, 2 bajo) o podrían destinarse a alguna de las diferentes campañas de recogida de libros que con carácter benéfico se organizan cada año.
Siempre queda el destino del reciclaje del papel, pero antes quizás debamos dar una oportunidad a la reutilización. ¿Nos propones más opciones para dar una segunda vida a los libros usados?
Yo tenía un hermano que falleció de forma imprevista hace poco tiempo. En este momento estamos sacando de su vivienda diversos objetos. Ente otras cosas, mi hermano disponía de un numero importante de libros de distintas materias y géneros.. Podrían ser 300-400 libros. Pensamos que un buen destino podría ser el donar a Traperos de Emaus, si lo tienen a bien.