A pesar de que el 72% de la superficie de nuestro planeta está cubierta por el agua, menos de un 3% de la misma es agua potable o agua que se pueda utilizar para el regadío. Si a esto unimos que el consumo mundial de agua está creciendo un 20% cada año nos encontramos con la situación de que en las últimas décadas, los cortes de agua y periodos de grandes sequías se han generalizado en toda Europa; todo hace prever que la situación no va a mejorar al menos que pongamos solución.
Según los datos facilitados por Europa, la escasez de agua afecta al menos al 11% de la población europea y al 17% del territorio comunitario. Dentro de este espacio, la zona mediterránea ocupada por España, Portugal, Italia, el sur de Francia, Chipre, Grecia y Malta es la que se ve más perjudicada. Así se calcula que alrededor del 20% de la población de esos paises vive en continuas situaciones de sequía, que se agrava con la llegada del periodo estival, donde ese tanto por ciento aumenta hasta el 50%. Esto quiere decir que la escasez de agua deja de ser un problema localizado en puntos determinados y extiende peligrosamente sus dominios a toda Europa. Según el informe europeo sobre el estado de las políticas sobre agua y sequía se calcula que en 2030 la mitad de la cuencas fluviales europeas se verán afectadas por problemas de escasez de agua y sequías.
La falta de este refrescante y valioso elemento natural tiene un impacto directo, además de sobre el medio ambiente, sobre la agricultura, la industria y el turismo. Por poner un ejemplo, el descenso de los caudales de ríos, lagos y humedales, puede provocar que el agua salada vaya ocupando esos espacios.
Con esta situación Europa se está planteando nuevas formas para gestionar los recursos hídricos de una forma más eficiente. Aumentar los suministros de agua de buena calidad y promover el ahorro y cuidado del consumo de agua son solo dos ejemplos de acciones que pueden ayudar a resolver la escasez de agua, pero la situación requiere de nuevas opciones. Así, en los últimos años, la Unión Europea está poniendo énfasis en el agua tratada ya que su reutilización, después de un tratamiento adecuado, prolonga su ciclo de vida.
La Unión Europea está poniendo énfasis en el agua tratada ya que su reutilización, después de un tratamiento adecuado, prolonga su ciclo de vida.
Cada año se tratan en Europa más de 40.000 millones de metros cúbicos de aguas residuales. El problema es que sólo una sexta parte, 964 millones de metros cúbicos, son reutilizados. Existe un alto potencial para una mayor reutilización del agua, pero la conciencia de los beneficios de esta tecnología es todavía baja y Europa carece de un marco de apoyo adecuado para la reutilización del agua. Como medidas para reducir la presión sobre los recursos hídricos y fomentar la reutilización del agua, la Unión Europea se plantea la intensificación de incentivos reglamentarios y financieros y el desarrollo de herramientas que ayuden a expandir el uso de tecnologías de reutilización de agua seguras, rentables y eficientes. Estas medidas podrían suponer la reutilización de 6.000 millones de metros cúbicos anuales en 2025. ¿Estarías dispuesto a utilizar agua residual tratada? Otro día os contaremos cómo Europa quiere convencernos para hacerlo.
Fuentes: Unión Europea, Water Scarcity and Drought in the European Union, European Medioambiental Agency; Report on the Review of the European Water Scarcity and Droughts Policy, EU-level instruments on water reuse
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