Que dos jóvenes promotores se pongan de acuerdo para cumplir un sueño, siempre es una buena noticia. Que ese proyecto vele por el cuidado y el respeto al medio ambiente, es, además, para aplaudir. Este es el caso de Agotzenea, un proyecto que nace de la necesidad “de crear nuestros propios puestos de trabajo, vinculados a un tema que nos apasionaba y ubicados en nuestro valle”. O dicho de otro modo, bioconstrucción, agricultura orgánica, ecología y gestión forestal, junto a una oferta formativa, todo en uno.
La bioconstrucción es un término que hace referencia a un modo de entender la arquitectura. Aprovechar al máximo la energía solar, utilizar materiales naturales y locales, garantizar el aislamiento térmico y la ventilación son los criterios que se siguen a la hora de levantar unas construcciones que, al llegar al final de su ciclo vital, se integran de nuevo en la naturaleza sin causar daño alguno.
Iñaki Urkia, uno de los claros exponentes de esta arquitectura, nos acerca a las casas de paja.