Europa se está calentando el doble de rápido que el promedio mundial. Este calor extremo está teniendo un impacto directo en el urbanismo. Las ciudades, con menor vegetación y mayor densidad de población, son más vulnerables a las altas temperaturas, lo que provoca estrés térmico, fallos en infraestructuras y aumento de la demanda energética. ¿El Viejo Continente estará a la altura de las circunstancias?

De un tiempo a esta parte se está comprobando que aumentar los espacios verdes urbanos y conservar la biodiversidad que en ellos se pueda crear tiene un efecto positivo en la ciudadanía, ya que mejora su calidad de vida. Con este propósito se está transformando Santander donde conceptos como “charcas en alquiler”, “minibosque urbano”, “buffet libre para pequeñas aves”, “zona de siega poco frecuente”, “, “atención, madera en descomposición”, entre otros, se están convirtiendo en habituales