Quien en algún momento ha visitado Ibiza, ha podido comprobar que allí existe un pequeño reptil, una lagartija, endémica de esta isla y de la de Formentera, que se ha convertido en su símbolo de identidad. Es motivo de decoración de joyas, souvenirs, cuadros, etc. No se puede dar un paso sin encontrar una representación de este pequeño animal en variados soportes.
Su presencia en el medio natural, sin embargo, no goza de tan buena salud. La introducción accidental de la especie de culebra de herradura (Hemorrhois hippocrepis) ha provocado que su población se vea mermada.
Esto ocurrió hace unos veinte años. Parece que a principios de los 2000 se pusieron muy de moda en la isla los jardines mediterráneos y que, por eso, se importaron de la península gran cantidad de olivos que portaban en las oquedades de sus troncos a la culebra de herradura.
Desde entonces, su población ha proliferado y se ha convertido en la principal especie depredadora de la lagartija pitiusa (Podarcis pityusensis). De hecho, en un *estudio (referencia abajo) realizado en 2017 se comprobó que esta lagartija suponía el 56 % de su alimentación.
Bien es cierto que esta culebra no es el único depredador del pequeño reptil. Históricamente también lo han sido los gatos salvajes, las gaviotas, los cernícalos, las lechuzas o las ginetas. Pero siempre se ha mantenido un equilibrio con estos animales que no han llevado al borde de peligro de extinción a nuestra lagartija.
La situación es grave. Voces expertas aseguran que, si no se toman medidas, puede que para el 2030 la lagartija pitiusa ya esté extinta. “Y esto supondría una gran pérdida”, explica Elba Montes, investigadora en la Asociación Herpetológica Española. “Se trata del único vertebrado terrestre endémico de las Pitiusas y es muy vulnerable. Una de las subespecies que habitan los islotes ya se ha extinguido para siempre”.
En su tesis “Historia natural e impactos de una serpiente invasora: la culebra látigo de herradura, Hemorrhois hippocrepis (Linnaeus, 1758), en Ibiza” propuso una batería de posibles medidas y soluciones al problema:
1.- Establecer colonias de P. pityusensis en cautividad para asegurar la perdurabilidad de la especie.
2.- Controlar la vía de entrada de H. hippocrepis, mediante la restricción en el transporte de olivos a los meses de primavera y guardando una cuarentena en un recinto cerrado con trampas.
3.- Reforzar las campañas de erradicación existentes, con un mayor número de trampas.
4.- Desarrollar un protocolo de respuesta rápida para nuevos avistamientos de serpientes en zonas aún no invadidas por ellas.
5.- Promover la investigación científica para hacer lo más eficientes posible las acciones de gestión.
6.- Desarrollar programas de educación ambiental.
Y por último, incluyó a la lagartija pitiusa en el Catálogo Balear de Especies Amenazadas bajo la clasificación de vulnerable.
Por lo tanto, parece que hay voluntad política para atajar el problema. “Es verdad, de hecho, se ha aprobado un decreto de medidas –explica Elba-. Pero aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, aún no hay una zona de cuarentena establecida en el puerto, algo básico”, se lamenta.
Todas las medidas serán pocas para este pequeño reptil que está al borde de la extinción. La fragmentación de la propiedad privada y el intrincado acceso a los distintos puntos del territorio dificultan además su conservación.
Pero el problema ya está detectado, por lo que se intentará poner solución.
Ójala la lagartija pitiusa no sea solo una realidad en los motivos de los souvenirs.
Si quieres conocer el caso de otros lugares en los que una especie invasora ha puesto en jaque a las especies autóctonas, puedes leer este post:
Guam se queda sin árboles por culpa de una serpiente
*Fuente
https://www.nationalgeographic.com.es/edicion-impresa/articulos/mil-sendas-color_20474
https://www.diariodeibiza.es/ibiza/2022/03/17/ibiza-crea-reserva-lagartija-pitiusa-63950398.html
Entrevista con Elba Montes
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