¿Te has ido de vacaciones este verano a la costa? ¿Has disfrutado del mar, de la playa y de las actividades que ofrecen? ¿Has tenido en cuenta los principios del turismo sostenible para no dañar los lugares que has visitado?
La masificación del turismo ha traído consigo, en muchos lugares, el deterioro de los destinos naturales, así como ingresos importantes a una economía que antes dependían del mar y que, poco a poco, ha dejado de hacerlo por efectos del cambio climático, despoblamiento, necesidad de modernización del sector, baja rentabilidad, etc.
Ante esta realidad, y ante la necesidad de un equilibrio, últimamente está cobrando mayor protagonismo el término y el desarrollo de la economía azul, un modelo que, según el Banco Mundial, se define como «el uso sostenible de los recursos oceánicos para el crecimiento económico, la mejora de los medios de vida y la creación de empleo, preservando la salud de los ecosistemas marinos.»
Este enfoque reconoce el valor de los océanos no solo como fuente de recursos, sino también como pilares fundamentales para la innovación, la biodiversidad y la resiliencia climática. Y abarca actividades económicas relacionadas con los mares y océanos, como el ya mencionado turismo costero, con el desarrollo de actividades turísticas que respeten el medio ambiente y beneficien a las comunidades locales; la pesca y acuicultura sostenible, con prácticas que garantizan la conservación de las especies marinas y la salud de los ecosistemas; la energía renovable marina, que aprovecha fuentes como la energía eólica marina y la energía mareomotriz; y la biotecnología, que se centra en la investigación y desarrollo de productos a partir de organismos marinos, con aplicaciones en medicina, alimentación y otros sectores .
La economía azul se basa en varios principios clave:
Sostenibilidad ambiental: Promueve el uso responsable de los recursos marinos, evitando la sobreexplotación y protegiendo la biodiversidad. De esta manera se protegen los ecosistemas marinos y se contribuye a la mitigación del cambio climático.
Innovación tecnológica: Fomenta el desarrollo de tecnologías que permitan una explotación más eficiente y menos invasiva de los recursos marinos.
Economía circular: Busca minimizar los residuos y reutilizar los recursos, cerrando los ciclos de producción y consumo. Además, genera empleo local y promueve el crecimiento económico en regiones costeras antes deprimidas.
Inclusión social: Asegura que las comunidades costeras se beneficien equitativamente de las actividades económicas relacionadas con el mar.
Estos principios son los que imperan en varios proyectos y en la actividad de muchas empresas, entidades o instituciones que creen y trabajan por la economía azul.
Por ejemplo, Cádiz, en colaboración con la Universidad, organiza eventos como el Blue Zone Forum-Innovazul para fomentar la creación de empresas y proyectos en el ámbito de la economía azul. Granada, por su parte, alberga más de 1.200 empresas vinculadas a la economía azul, generando cerca de 3.000 empleos directos en sectores como la pesca, el turismo náutico y la biotecnología marina. Y Barcelona planea la construcción de tres centros de innovación marítima: el Parque de Tecnología Marítima, el hub de innovación BlueTechPort y el centro Barcelona Mar de Ciencia del CSIC que buscan impulsar la economía azul mediante la investigación, la biotecnología y el turismo.
Pero aún queda mucho por hacer. Está claro que la colaboración entre gobiernos, empresas y ciudadanía va a ser esencial para que la economía azul se convierta en una alternativa real para las zonas costeras y para toda la actividad que se genera entorno al mar. Y no queda más remedio que conseguirlo. Porque, hoy por hoy, la sostenibilidad es la única opción posible.
Para saber más sobre el cuiodado de mares y océanos:
Nacho Dean: Estamos convirtiendo el mar en un auténtico basurero y eso nos perjudica enormemente.
*Fuentes
economia360.org+11OBS Business School+11elcapitalfinanciero.com+11
.elcapitalfinanciero.comMicroBank+5Renovables+5aninver.com+5
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