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El Herbario Urbano, un modo de reconectar con la naturaleza desde el asfalto

Siempre la hemos sentido pero últimamente la necesidad de reconectar con la naturaleza se hace más imperiosa, incluso desde el propio asfalto. El artista italiano Marco Ranieri convierte la experiencia de la naturaleza en arte, a través de la participación, observación y divulgación. Cataloga las plantas capaces de nacer en grietas y ruinas de edificios antiguos y genera o renueva una vinculación empática entre personas y lugares. “Creo que la belleza de lo pequeño, lo fragmentado, lo impermanente, se puede ver como metáfora de nuestra propia vida”.

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Según la revista “National Geographic” (noviembre 2020), el 70% de las enfermedades humanas surgidas en los últimos 40 años son zoonosis, es decir, han saltado de los animales al ser humano. La gripe aviar, el sars, el ébola, la gripe porcina, y, por supuesto, la covid-19 son ejemplos de que la destrucción de los equilibrios naturales, aunque sean mínimos, siempre trae consecuencias. Por lo tanto, se puede afirmar que nuestra salud y la de la naturaleza están íntimamente ligadas.

Quizá por eso la creación de espacios verdes en la ciudades y ámbitos urbanos ha cobrado especial importancia, porque constituyen lugares sanos y saludables que nos re-conectan con la naturaleza, también en medio del asfalto.

La iniciativa de Marco Ranieri está íntimamente ligada con esta reconexión. Artista ecologista italiano, vive desde 2008 en Valencia, donde trabaja generando proyectos artísticos con perspectivas ecológicas y sociales. “Mi trabajo está relacionado con la transformación de la experiencia de la naturaleza en arte, con el diálogo con el territorio y sus agentes y energías creadoras y con la recontextualización de conocimientos tradicionales y subalternos”, explica. 

Él es el impulsor de “Herbario Urbano”, un proyecto artístico y ecológico activo en la ciudad de Valencia, que desde 2013 propone intervenciones artísticas, instalaciones, derivas, acciones y recorridos botánicos participativos. “En nuestras ciudades las plantas brotan en cada montón de tierra acumulado en los rincones, grietas y fisuras. En cualquier lugar mínimamente favorable para la vida. Los solares abandonados y/o en desuso se convierten en hotspots de biodiversidad, y las calles y espacios que los comunican sirven de corredor ecológico para la vegetación espontánea y la fauna auxiliar. En este proyecto, lo que hago es un estudio de la trama urbana para localizar solares abandonados o en desuso y los exploro para localizar aquellos que hospedan mayor biodiversidad vegetal. También realizo esta investigación en las calles adyacentes a estos solares para ver cómo se expande esa biodiversidad y permea en los espacios colindantes. El siguiente paso es identificar las plantas, catalogarlas y recolectar muestras para la realización de un herbario. Finalmente, defino un recorrido para la realización de las derivas artístico-botánicas”.

Así que, con esa premisa, puso especial atención en las plantas adventicias, generalmente agrupadas bajo el nombre despreciativo de malas hierbas, “porque tradicionalmente se lucha contra ellas, pero en cambio tienen una gran importancia biológica”.  

Con aquel acto consiguió despertar el asombro participantes y viandantes que descubrieron unos elementos vegetales que hasta entonces les había pasado desapercibidos. Fue tal el éxito que, al margen de las visitas oficiales programadas dentro del festival, se tuvieron que realizar otras fuera de calendario, a grupos e individuos que lo solicitaron. “Debido a que a las derivas acudían muchas personas que tenían conocimientos e intereses botánicos, estas se han convertido en recorridos participativos en los cuales cada persona aporta sus conocimientos y vivencias”. 

En esos recorridos se han señalado las plantas ecosistemáticamente significativas y los hotspots de biodiversidad urbana, dando lugar a una simbiosis entre la deriva artística y la interpretación ambiental, que permite conocer la vegetación urbana espontanea de las calles y solares atravesados. Helechos como la cabellera de Venus (Adiantum capillus-veneris), crassas como la Kalanchoe,  otras comestibles como la cerraja tierna (Sonchus tenerrimus) y el cerrajón (Sonchus oleraceus), algunas típicas de las paredes como la hierba de campanario (Cymbalaria muralis) y la pelosilla (Parietaria judaica) y arboles ya de gran porte como el platanero europeo (Platanus hispanica) y la paulonia (Paulownia tomentosa) . Plantas tipicamente mediterraneas como la higuera (Ficus carica), otras exoticas como el tabaco de jardín (Nicotiana glauca). “Lo que más me ha sorprendido ha sido haber encontrado helechos típicos de los ríos y de las fuentes en calles que aparentemente están lejos del agua. Pero después de haber realizado una pequeña investigación he averiguado que en el pasado esos lugares fueron acequias, o que debajo esconden antiguos canales de agua, enterrados a consecuencia de la expansión urbanística”.

El entorno de Las Naves (antiguo PAI de la Avda. de Francia) ha sido otro de los puntos en el que el artista ha fijado su atención y donde ha creado un jardín botánico (un recorrido verde donde los ejemplares más emblemáticos/significativos de cada especie encontrada han sido señalados con carteles con el nombre científico y común de la planta) y una guía botánica de la vegetación espontánea. En el interior de Las Naves, además, se expuso el herbario, así como unas fichas explicativas de las plantas, y algunos prototipos de la propuesta de performance Mobile dispersion points, pequeños bolsillos de quita y pon consistentes en sacas portátiles que cobijaban elementos vegetales vivos que podían ser aplicados a la ropa.

Por último, el proyecto artístico y ecológico HERBARIO URBANO se completa con otras intervenciones artísticas, instalaciones, derivas, acciones y recorridos botánicos participativos. Por ejemplo, a través de “La ventana Participativa”, se invita a la ciudadanía a que, cuando observe una planta que ha crecido espontánea en una calle, acera, balcón, alcorque o jardín, la documente y envíe una foto junto a la dirección/ubicación y, si lo desea, el nombre de quien realiza el hallazgo. “Efectivamente. Tras la explosión de biodiversidad derivada del confinamiento, he decidido abrir este proyecto a aportaciones ciudadanas dando lugar a una ventana participativa, a través de la cual las personas pueden enviarme fotografías de la vegetación espontánea que encuentran en sus paseos por la ciudad de Valencia”. 

Y de esta manera, la experiencia de la Naturaleza se convierte en arte en Valencia, de la mano de un artista que, a través de la participación, observación y divulgación, genera o renueva una vinculación empática entre personas y lugares. Porque “creo que la belleza de lo pequeño, lo fragmentado, lo impermanente, se puede ver como metáfora de nuestra propia vida”.

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