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La carrasca que no quiso recibir los favores de las brujas

Según cuenta la leyenda, una joven encina de Lecina (Huesca-Aragón), no quiso recibir los favores de las brujas y optó por seguir siendo como era. Ahora que ya es adulta ha sido nombrada el Árbol Europeo 2021, convirtiéndose así en el único ejemplar español en recibir este galardón, además de ser el más votado de la historia del premio.

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La Carrasca Milenaria de Lecina (Huesca-Aragón), el Plátano de Curinga (Italia) y el antiguo árbol sicomoro (Rusia) son árboles emblemáticos y de gran valor, pero sólo uno de ellos ha sido elegido Árbol Europeo del Año, después de haber competido con otros ejemplares de 15 países distintos.

Cuando a las 15.20 horas del 17 de marzo se dio a conocer el ganador del concurso, la alegría se desató entre los vecinos y vecinas de Lecina, que se habían reunido en la plaza de la localidad para conocer en directo el resultado de las votaciones. 

La Carrasca oscense, con sus 16,5 metros de altura y 28 metros de diámetro en su copa fue la más votada (104.264 votos), muy por delante de los 78.210 y de los 66.026 votos obtenidos por los otros dos finalistas. Se convertía así en el primer ejemplar español en ganar esta competición, además de ser el que más votos había obtenido en la historia del certamen.

El árbol milenario, situado en Bárcabo, municipio de la comarca del Sobrarbe, entró en el certamen europeo después de ser elegido en noviembre de 2020 como el mejor ejemplar español y tras ser nombrado Árbol Singular de Aragón.

Estos galardones premian, por lo general, ejemplares singulares por su edad, su tamaño, su belleza. Pero también por su historia y por la relación afectiva con las personas. Y este último punto ha sido clave para que esta carrasca fuera merecedora del título europeo.

Según explican desde la oficina de Promoción de Sobrarbe «esta encina es muy importante para nosotros. Primero por su belleza y por llevar más de mil años aquí; y segundo porque puede servir de reclamos para conocer esta zona que ofrece muchos atractivos. Desde el propio patrimonio cultural tradicional del pueblo de Lecina hasta el de pueblos cercanos como Betorz o Almazorre con su esconjuradero, ruta de los dolmenes, etc…»

Sin embargo, este sentimiento de aprecio local y cariño no sólo se manifestó durante el plazo de votaciones, sino que viene de antaño, no en vano la salvó del hacha mientras sus hermanas se aprovechaban para hacer carbón vegetal.

La leyenda local, no obstante, sostiene otra versión. Parece que hace miles de años la comarca estuvo rodeada de impenetrables carrascales que servían de refugio a animales salvajes y brujas. Los árboles se mostraban encantados ante la naturaleza de sus habitantes porque eso les prevenía de la presencia humana que temían penetrar en el bosque en busca de leña o bellotas.

La más joven de las carrascas, sin embargo, se mostraba disgustada, porque su amado bosque gozaba de muy mala fama. Lo consideraba injusto y así lo manifestaba a los ejemplares de más edad quienes no disimulaban su enfado. Las discusiones eran frecuentes hasta hacerse insoportables, lo que provocó que las brujas decidieran marcharse.

Antes de emprender su camino, quisieron agradecer a las carrascas más viejas el apoyo que les habían prestado y les concedieron un deseo. Así, un grupo de árboles pidió convertirse en oro, otro en cristal y otro gozar de deliciosa fragancia.

La pequeña carrasca, por su parte, se mantuvo al margen de todos los grupos. Fue la única que no deseó ser diferente a lo que era.

Los deseos fueron concedidos y las brujas desaparecieron del entorno. Fue entonces cuando una gran tormenta desoló el paisaje y provocó la ruptura de los árboles de cristal. El viento transportó la fragancia de las encinas perfumadas a los olfatos de ávidos animales que se las comieron. Y, cuando después de la tormenta vino la calma, el reflejo del sol en el oro atrajo a los habitantes de los pueblos cercanos que desmenuzaron las viejas carrascas doradas.

De aquel inmenso bosque, por lo tanto, sólo quedó con vida, el más joven de los ejemplares que, desde entonces, se ganó el respeto y el cariño de propios y extraños.

Ahora que ya es adulta ha sido nombrada el Árbol Europeo 2021. Su familia propietaria pide ahora que se cuide a su querida ‘Castañera’, mientras que responsables de la política se comprometen a llevar a cabo un plan de gestión para salvaguardar el ejemplar. El Parque Cultural del Río Vero por su parte informa al turista los fines de semana sobre las característicos de este árbol y sobre buenas prácticas a la hora de visitar espacios naturales.

Esperemos que no tengan que volver las brujas para que este tesoro natural siga disfrutando de su esplendor sin sufrir inconveniente alguno por estar cerca de humanos.


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*Fotografías cedidas por Comarca de Sobrarbe www.turismosobrarbe.com

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