Ante el abuso de publicidad engañosa acerca de etiquetas como “eco”, “bio”, “100% reciclable”, etc. la Unión Europea está impulsando una nueva normativa para establecer criterios concretos y verificables para merecer dichas etiquetas, mejorar la protección al perfil de consumidor y aumentar la transparencia.
El lenguaje está vivo y se adapta al medio. Las nuevas tecnologías, por ejemplo, exigen crear constantemente nomenclaturas para definir conceptos que antes no intuíamos. También los medios de comunicación son fuente de neologismos. En el mundo de la ecología y el medioambiente, por su parte, los nuevos términos también se están abriendo paso y de alguna manera denotan la preocupación creciente de la sociedad acerca de la sostenibilidad, el respeto a la naturaleza, el reciclaje, etc.












