El comercio on-line ha experimentado un gran auge y, aunque eso reporta grandes beneficios a nivel de comodidad, también supone un gran perjuicio ambiental: aumento de las emisiones de CO2, dificultades en la movilidad, generación de residuos… Empresas y entidades están intentando minimizar estos efectos adversos, pero no hay duda de que la compra responsable es una de las claves para gestionarlos y controlarlos.
Internet ha revolucionado nuestras vidas. Podemos acceder a todo tipo de información y datos. Para que todo esto sea posible, los centros de datos donde se guardan las fotos, chats y videos que utilizamos, las redes de telecomunicaciones que los transmiten y los dispositivos finales que utilizamos consumen mucha energía y generan más CO2 a la atmósfera del que podíamos pensar.