Tradicionalmente siempre se ha hablado del entorno marino como el mundo silencioso, donde no hay estruendos y donde las especies viven y se mueven sin emitir sonidos. Pero sabemos que eso no es cierto.
La contaminación acústica en nuestros océanos está afectando a las especies que en ellos habitan y su impacto tiene consecuencias desastrosas porque en los océanos, donde a duras penas llega la luz, el sonido es el que garantiza la vida.