Un ejemplar de serpiente arbórea marrón. / Creative Commons

La introducción de una especie no autóctona en un ecosistema que no es el suyo trae siempre consecuencias. Los cambios, por muy pequeños que seas, afectan a todo el conjunto. Esto mismo ha ocurrido en la isla de Guam a la que, en la Segunda Guerra Mundial, llegó la serpiente marrón de árbol, oculta en las bodegas de los barcos y de los aviones y que a día de hoy ha acabado con 10 de las 12 especies de pájaros de la isla, con todo lo que ello conlleva.

Debido al aumento de las temperaturas como consecuencia del cambio climático muchos animales del hemisferio norte se están trasladando hacia latitudes más elevadas para sobrevivir y abandonan las más cálidas. Las plantas no pueden hacerlo, por eso las aves migratorias juegan un papel crucial en su dispersión y conservación, ya que permiten que las semillas puedan recorrer largas distancias y que germinen a decenas de kilómetros para poder ocupar sus óptimos climáticos.