¿Sabías que, a principios del siglo XX, la masa de los objetos creados por el ser humano (antropomasa) equivalía a cerca del 3 % de la biomasa total de la Tierra? Eso significa que, por cada elemento elaborado con hormigón o acero, había una gran cantidad de masa en forma de especies vegetales o animales, tanto acuáticas como terrestres.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, todo cambió. Se construyeron grandes ciudades, materiales como el hormigón o el cristal se abarataron y las fábricas empezaron a funcionar a pleno rendimiento para crear productos de consumo que nos hicieran la vida más cómoda, al tiempo que creaban nuevas necesidades que teníamos que ir cubriendo adquiriendo más productos que salían de esas mismas fábricas, cerrándose así el círculo del consumismo.
Como consecuencia de ello, hoy vemos que el impacto que tiene el ser humano sobre la naturaleza no tiene precedentes. Tanto es así, que algunas voces expertas proponen el nombre de “Antropoceno” a esta época ecológica actual que nos toca vivir.
Según un estudio realizado por investigadores del instituto de ciencias Weizmann de Israel, y publicado en Nature bajo el título ‘Global human-made mass exceeds all living biomass’, la denominada masa antropogénica (o antropomasa) que hay en la actualidad, supera la de los seres vivos. Además, si no se da ningún cambio en los sistemas de producción, la masa antropogénica podría duplicar la biomasa terrestre en 2040.
Cada persona produce cada semana una cantidad de masa antropogénica mayor que su propio peso corporal. Si tenemos en cuenta que nuestro planeta soporta una población de casi 8.000 millones de seres humanos, la cifra es inquietante.
Los plásticos que se acumulan en el mundo pesan el doble que los animales marinos y terrestres. La masa de los edificios y las infraestructuras, supera la de los árboles y arbustos.
La biodiversidad actual se compone en el 90 % de plantas, a las que sirven por este orden bacterias, hongos, arqueas y animales. Su peso total es de alrededor de 1,2 billones de toneladas, y el de nuestras carreteras, ordenadores, rascacielos, botellas, maquinaria, etc. es mayor.
Como sentencia la revista National Geographic, “una auténtica desmesura y más teniendo en cuenta que nosotros, los humanos, apenas representamos el 0,01% de la biomasa global”.
Emisiones de CO2 en la producción y transporte de los elementos, desforestación para la explotación de recursos naturales que se convierten después en materias primas, destrucción de espacios y hábitats naturales, además de la carga de residuo que el planeta soportará cuando toda esa masa artificial creada, y la que queda por crear, pase a ser inservible y se considere desperdicio, nos pueden ayudar a comprender la magnitud del problema.
Un problema que es más grabe para el ser humano que para el medioambiente, porque tal y como ha ocurrido en anteriores cataclismos, es muy probable que el planeta sobreviva a pesar de nuestra desmesura, pero ¿lo haría nuestra especie?
Fuentes
National Geographic
https://www.rtve.es/playz/20201214/construcciones-ser-humano-tierra/2059616.shtml
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