Iñigo Villanueva, Ingeniero de Montes, nos lleva hoy de excursión a La Taconera, uno de los pulmones de Pamplona. Cuando me junto con él no puedo imaginar los tesoros naturales que voy a encontrar.

“¿Sabes de dónde viene el nombre de La Taconera? –me pregunta mientras caminamos desde Antoniutti hacia el parque pamplonés de este nombre-. En la Edad Media talaron todos los árboles que había aquí y sólo quedaron los tocones.”.

No fue un hecho aislado. Aunque Pamplona es una ciudad verde, pocos son los árboles singulares o ancianos que encontramos en la capital foral. “Esto se debe a que en época de guerras nadie quería un bosque cerca del casco urbano, para así evitar que el enemigo se cobijara en él”.

Pero pronto encontramos uno junto al patinódromo. “Mira qué cedro más espectacular. En el parque encontraremos más, pero este tiene un tamaño considerable, por eso está considerado como árbol singular de Pamplona. En otros parques y jardines podemos encontrar hasta tres especies diferentes de cedros: cedro del Atlas (Cedrus atlántica), cedro del Líbano (Cedrus libani) y cedro del Himalaya (Cedrus deodara). ¿Sabes? Para muchas culturas este árbol es símbolo de grandeza. En el caso de Líbano, incluso aparece en la bandera del país».

cedro del Atlas (Cedrus atlántica)

Detrás veo un haya de gran tamaño. “Efectivamente. Hay bastantes aquí. Cuando desaparecieron los olmos por culpa de la grafiosis, esta zona fue replantada con hayas. En Navarra el haya (Fagus sylvatica) es la especie arbórea más abundante y la que mayores y más amplios bosques forma, por ejemplo en Urbasa, Aralar, Quinto Real, Belate, Irati, etc. Seguro que los conoces».

Haya (Fagus sylvatica)

Ahora señala con el dedo el árbol de al lado. «Mira, ahí tienes un roble con un diámetro de copa de unos 14 metros y una altura de 25. Sin duda, singular también”.

Roble

Haya y Roble

Entrando ya en el parque, de pronto me siento insignificante. Ante mí se alza un tronco majestuoso. Mi vista recorre más de 25 metros hacia el final de su copa. Iñigo sonríe divertido. “Grande ¿eh? Es una Secuoya gigante (Sequoiadendron giganteum), originaria de zonas motañosas del oeste de Norteamérica.  De esta especie son algunos de los ejemplares arbóreos de mayor diámetro y volumen conocidos en el mundo, y tienen una longevidad muy alta. ¿A que no te sorprende que en algunos sitios la llamen el árbol del mamut?

Secuoya gigante (Sequoiadendron giganteum)

Aunque te parezca mentira, esta no es la Secuoya más emblemática de Pamplona. La del Palacio de la Diputación es la más conocida y supera los 30m de altura. Se plantó en 1855. José María Gastón y de Echevertz la trajo desde América y la plantó en su palacio de Irurita. Y cuando le nombraron diputado foral mandó trasplantarla en los jardines de Diputación. Pero bueno, esta que tenemos delante también es una preciosidad. En este parque hay más.

Pero todas se quedan pequeñas en comparación con un ejemplar de una especie emparentada, la secuoya roja o siempreverde (Secuoya sempervirens) que está en la costa oeste de Estados Unidos. La llaman Hyperion y se le considera el  árbol más alto del mundo, ¡con más de 115m de altura!”

Madre mía, me siento como Gulliver entre los liliputienses. ¡Qué majestuosos son los árboles! ¡Cuánta historia pueden contar! Pienso en el acierto que supuso sustituir aquellos tocones por estos ejemplares. Me doy cuenta de que la Taconera es un lugar agradable, de disfrute y pulmón de la ciudad.

Si quieres saber más sobre este tema, lee estos post:

Los árboles singulares de la Taconera II

Los árboles singulares de la Taconera III

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