
El cambio climático está poniendo en jaque a las grandes urbes que necesitan una nueva planificación urbanística capaz de crear refugios climáticos y velar por la salud de la ciudadanía y la seguridad de la economía y de las infraestructuras. Se trata de un gran reto al que no hay más remedio que hacerle frente, porque está claro que vivimos en un mundo que cada vez es más cálido.