Los nuevos modelos de explotación de la agricultura y la ganadería han provocado que la demanda de agua aumente en un momento en el que las reservas hídricas disminuyen.
Ana Tudela, de Datadistas, advierte que “nos falta agua para beber. Y sin agua, no hay vida”.
Se espera que para recuperar el buen estado de los acuíferos tendría que pasar una década o más. Aunque para recuperar el 8% de las masas que presentan un estado crítico se estipula que, por lo menos, tendrá que llegar 2039 o más.
Lo que lo que está en juego es nuestra agua de boca en tiempo de una grave crisis y emergencia climática en la que cada vez hay más sequía y menos recursos hídricos. ¿De verdad nos la vamos a jugar?