Según los documentos de elaboración de los planes hidrológicos de tercer ciclo (2022-2027) presentados por las Confederaciones Hidrográficas, el 44% de las masas de agua subterránea en España se encuentra en mal estado. Esto significa que se ha incumplido el plazo de 2015, el de 2021 y posiblemente de 2027 para cumplir los objetivos ambientales fijados en la Directiva Marco del Agua.

Se espera que para poder alcanzar el buen estado tendrá que pasar una década o más. Para recuperar el 8% de las masas que presentan un estado crítico se estipula que, por lo menos, tendrá que llegar 2039 o más.

Las razones de este mal estado son variadas. La sobreexplotación, que aumenta cuanto más al sur nos vayamos; la contaminación, que se concentra allí donde tiene un fuerte peso la agricultura, pero también en las zonas más saturadas por la expansión de las macrogranjas; y la salinización son las principales.

De hecho, la salinización de acuíferos es un fenómeno ambiental preocupante que afecta la calidad del agua subterránea en todo el mundo.

Pero, ¿por qué se produce?

La salinización de acuíferos se define como el aumento de la concentración de sales disueltas en el agua subterránea. Estas sales pueden provenir de diversas fuentes naturales y humanas.

* Fuentes naturales: La intrusión salina, el escurrimiento natural de agua salada hacia los acuíferos de agua dulce, es una causa común. También puede deberse a la disolución de minerales salinos presentes en las formaciones rocosas subterráneas.

* Fuentes humanas: Las actividades humanas como la agricultura, la explotación minera y la perforación de pozos pueden acelerar la salinización. El uso excesivo de fertilizantes y pesticidas en la agricultura puede filtrarse hacia los acuíferos, aumentando la salinidad. La extracción excesiva de agua subterránea también puede alterar el equilibrio natural del agua salada y dulce, permitiendo que la intrusión salina se propague tierra adentro.

Sea una u otra la causa, la salinización de acuíferos tiene graves consecuencias para el medio ambiente y la vida humana:

* Deterioro de la calidad del agua potable: El agua salobre no es apta para el consumo humano ni para muchos usos industriales. La salinización reduce la disponibilidad de agua dulce, obligando a las comunidades a buscar fuentes alternativas, lo que puede ser costoso y difícil.

* Daño a los ecosistemas: El agua salada puede ser perjudicial para los ecosistemas de agua dulce. La salinización puede alterar la composición de las plantas y animales acuáticos, dañando los hábitats y afectando la cadena alimentaria.

* Impacto en la agricultura: El agua salada no es adecuada para el riego de la mayoría de los cultivos. La salinización de los acuíferos utilizados para riego puede reducir la productividad agrícola y afectar la seguridad alimentaria.

Existen varias estrategias para prevenir y mitigar la salinización de acuíferos:

* Gestión sostenible del agua: La gestión responsable del agua subterránea, como la extracción regulada y la recarga artificial, puede ayudar a prevenir la intrusión salina y mantener el equilibrio hídrico.

* Prácticas agrícolas sostenibles: Reducir el uso de fertilizantes en la agricultura puede minimizar la filtración de sales hacia los acuíferos.

* Tratamiento del agua salina: Las técnicas de desalinización pueden hacer que el agua salobre sea apta para el consumo humano y algunos usos agrícolas e industriales. Sin embargo, estos procesos suelen consumir mucha energía.

Pero, sin duda, la mejor vía es tomar conciencia de que lo que está en juego en nuestra agua de boca en tiempo de una grave crisis y emergencia climática en la que cada vez hay más sequía y más aguas torrenciales que no se filtran hasta el nivel freático. Ya solo por eso merecería la pena proteger estos depósitos naturales.

Si quieres saber más sobre acuíferos, puedes consultar estos post:

Alerta: acuíferos en peligro (World Water Day)

Asegurar la ladera para no ahogar el manantial

Poner vallas al campo (World Water Day)

Fuente:

Ana Tudela_ Datadista

SOS acuíferos: la grave situación de nuestras reservas de agua subterránea