La crisis de la ganadería extensiva y el avance generalizado de la vegetación forestal, así como el abandono de usos tradicionales y la irrupción de otros nuevos, sumado al cambio climático, está provocando una creciente situación de riesgo constante y real de incendios forestales. Y este riesgo no sólo afecta a los espacios naturales, sino también a poblaciones e infraestructuras esenciales. Por eso es necesario tomar medidas incluso cuando las condiciones no amenazan fuego inminente.