Desde tiempos prehistóricos los pastores trashumantes se han dedicado a llevar a sus rebaños a zonas bajas para beneficiarse de climas más templados y alimentar a los animales de forma natural durante el invierno, y regresar en primavera a los pastos finos de montaña.
Sin embargo, los sistemas ganaderos tradicionales, el abandono de las actividades rurales, el cambio climático y otros factores están haciendo desparecer esta práctica.
¿Merece la pena conservarla?

Un grupo de jóvenes conoce los secretos de la trashumancia en una actividad que traslada a pie un rebaño que durante un mes se encargará de desbrozar el monte Ezkaba y así reducir el riesgo de incendios. En Villava, Navarra, destino del rebaño, se les llama las ovejas bomberas.