Este año el Día Mundial del Agua pondrá el foco en el agua dulce y, más concretamente, en la existente en acuíferos. Bajo el lema ‘Agua subterránea – Haciendo visible lo invisible’ se pretende mostrar las graves consecuencias que podría traer para la población mundial que desapareciera este recurso. Porque, efectivamente, están expuestos a graves amenazas, sobre todo causadas por la actividad humana.
La agricultura y la ganadería está trayendo la contaminación de los acuíferos por fertilizantes, por estiércol, etc.
Las aguas subterráneas del manantial de Arteta no se libraron de esta amenaza. En el Valle de Ollo, a 20 km. de Pamplona, estas aguas suponen algo más del 50% del agua consumida por la Comarca de Pamplona, y dan de beber a más de la mitad de la población de Navarra.
Hasta los años 80, sobre el acuífero que alimenta este manantial se situaban los pastizales de la Sierrra de Andía, que soportaban las más altas cargas ganaderas de la Comunidad, así como las superficies de cultivo de las poblaciones del Valle de Goñi.
No existía ninguna figura de protección del acuífero, y la sensibilidad hacia su protección era mínima, tal y como correspondía a la época: las simas eran utilizadas de vertederos, los estercoleros se ubicaban en cualquier lugar, los envases de fitosanitarios y veterinaria se depositaban en lugares sin ningún tipo de control, etc.
Todo ello suponía una gran amenaza para el acuífero, ya que la naturaleza caliza (kárstica) del terreno hacía fuese totalmente permeable y que se diera con frecuencia la filtración de lixiviados procedentes de estiércoles y residuos sólidos urbanos, aguas fecales, abonos, o productos fitosanitarios.
En vista de ello, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona inició en 1990 las gestiones para la declaración del Perímetro de Protección que concluyó en 1997. Dicha figura legal, supuso la primera declaración de esta naturaleza en España, y fue incluida, además, en lo que compete geográficamente a Andía, en el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque Natural Urbasa y Andía.
Entre tanto, se eliminaron y sellaron algunos vertederos de la zona. Además, para eliminar cualquier problema derivado del tratamiento de residuos, todas las localidades ubicadas dentro del Perímetro se integraron dentro de los servicios de recogida y tratamiento prestados por la Mancomunidad.
Y por último se renovaron todas las redes de abastecimiento y saneamiento de las localidades con un mayor potencial de contaminación y se construyeron fosas sépticas. Las fosas en cuestión estuvieron sujetas al programa de mantenimiento de la Mancomunidad, por lo que se minimizaban los riesgos de vertidos de aguas fecales sin tratar.
Sin embargo, aquellas actuaciones trajeron consigo desconcierto y alarma. La implantación del perímetro era, en definitiva, una figura legal de protección del acuífero coordinada con la Confederación Hidrográfica del Ebro, que fue interpretada como amenaza de hipoteca del futuro de los Valles de Ollo y Goñi, puesto que regulaba cualquier actividad que pudiese alterar la calidad de las aguas subterráneas.
En la fase de exposición pública del Proyecto se hizo hincapié en aclarar que la figura legal de protección propuesta no suponía ninguna hipoteca para nadie. Se llevaron a cabo diversas negociaciones entre las partes implicadas en las que se matizó la normativa que permitió no limitar las actividades agropecuarias, sin comprometer por ello el carácter protector del proyecto; y se creó un servicio de asesoramiento técnico, de modo que el conjunto de profesionales del campo pudiera recibir el apoyo de la Mancomunidad, al tiempo que la entidad iba teniendo mayor conocimiento de las actividades que se desarrollaban sobre el acuífero.
Ante el nuevo panorama que se presentaba, se vio imprescindible contribuir a la concienciación ciudadana entorno a la vulnerabilidad de las aguas subterráneas. Entonces surgió la idea y el proyecto de crear un centro de información en el propio nacedero, a partir de la rehabilitación de la antigua casa del guarda, con destino a los escolares y público en general. Este museo interactivo sería la referencia de las actividades escolares referentes al Ciclo Integral del Agua. Además, serviría para que cada visitante conociera las consecuencias de su comportamiento sobre la calidad de las aguas subterráneas.
Gracias a él se favoreció que hubiera un cambio de actitud en cuanto a la problemática de las aguas subterráneas. De hecho, el 89,4% de las personas que visitaron el Manantial y el Centro de Interpretación en el año 1999, sostuvieron que conocer la instalación inducía conductas proambientales.
Hoy en día, el centro sigue funcionando y se ha convertido en una referencia; el valle de Ollo y el de Goñi siguen siendo rurales y gozan de buena salud; y el agua sigue manando. Un agua fría y dura que da de beber a la Comarca de Pamplona.
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Para saber más: http://www.mcp.es/sites/default/files/manconecta/centro/recursos/folleto-manantial-de-arteta.pdf
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