La primera Evaluación de Riesgos Climáticos Europea de la Agencia Europea de Medio Ambiente afirma que Europa se está calentando el doble de rápido que el promedio mundial.
Según el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S), el mes más caluroso registrado en la historia de Europa fue marzo de 2025.
La entidad también resalta que el verano europeo de 2024 (junio-agosto) fue el más caluroso de la historia del continente, con temperaturas que superaron en 1.54°C la media histórica, batiendo el récord establecido en 2022.
Y esta tendencia parece seguir este año, ya que el cierre de junio y el inicio de julio registraron temperaturas récord en países como Bélgica, Países Bajos o Suiza.
Este calor extremo está teniendo un impacto directo en el urbanismo. Las ciudades, con menor vegetación y mayor densidad de población, son más vulnerables a las altas temperaturas, lo que provoca problemas como estrés térmico, fallos en infraestructuras y aumento de la demanda energética.
La ciudad de Belgrado, Serbia, es un ejemplo. Con solo un 2,83% de áreas verdes en el centro urbano, la ciudad ya registró temperaturas 7 grados más altas en comparación con sus territorios suburbanos.
Así que, se prevé que, en lo sucesivo, los edificios, los materiales y la fisonomía de las grandes urbes pueda ir cambiando.
Por ejemplo, en muchos países del norte europeo, los edificios cuentan con grandes ventanales que dejan entrar la luz del invierno a raudales. Sin embargo, hasta ahora, no contaban con ninguna protección ante esa misma luz y el calor que esta provoca. Esto hace suponer que, en breve, comiencen a verse persianas o contraventanas en las, hasta ahora, desnudas ventanas.
Dirigir una calle en una dirección en la que soplen vientos o pensarla con una cierta inclinación que permite que los edificios den sombra también hará que las calles sean más transitables en verano.
En muchas ciudades, se están incluyendo láminas de agua en zonas de ocio al aire libre o de gran concurrencia de personas, para ayudar a suavizar la temperatura.
Y quién sabe si los pueblos encalados del Mediterráneo, cuya finalidad es reflejar el sol, no se extiendan también a Centroeuropa.
Incorporar estrategias de orientación de los edificios para favorecer la ventilación natural puede mejorar el confort térmico, así como reducir el consumo de energía en edificios y promover el uso de energías renovables puede ayudar a disminuir la demanda de electricidad y la emisión de calor.
Sin duda, todas estas medidas transformarán las ciudades y nuestra manera de disfrutarlas. Y es que el modelo del Viejo Continente ha quedado obsoleto y exige que se vaya modernizando poco a poco.
Si quieres saber más sobre este tema:
Metamorfósi, el pueblo climigrante de Europa
Reutilización de agua en Europa: situación actual
El verano más cálido desde que se tiene registro
Fuentes:
https://www.archdaily.cl/cl/1019439/enfrentando-el-calor-extremo-como-las-ciudades-afrontan-la-ola-de-calor-en-europa-oriental-y-meridional#:~:text=Art%C3%ADculo%20relacionado&text=M%C3%A1s%20all%C3%A1%20de%20la%20infraestructura,una%20amenaza%20para%20los%20viajeros.
https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/sociedad/2025/07/28/combatir-calor-gran-reto-urbanismo-transporte-europeos-9925142.html
Temperature in Belgrade is seven degrees higher due to lack of green areas
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