El CPEIP Ermitagaña (Navarra) está desarrollando un proyecto ambiental que pretende transformar tanto a la comunidad educativa como a la comunidad vecinal que le rodea.
En ese camino, con ingenio y creatividad ha ido creando lazos de unión con distintos agentes que hacen posible llevar a cabo varias iniciativas de carácter educativo socioambiental.

Se espera que para recuperar el buen estado de los acuíferos tendría que pasar una década o más. Aunque para recuperar el 8% de las masas que presentan un estado crítico se estipula que, por lo menos, tendrá que llegar 2039 o más.
Lo que lo que está en juego es nuestra agua de boca en tiempo de una grave crisis y emergencia climática en la que cada vez hay más sequía y menos recursos hídricos. ¿De verdad nos la vamos a jugar?

La obra de Pablo Palazuelo ha servido de inspiración para que una veintena de menores de entre 5 y 11 años aprendan a convivir con la naturaleza en la que les ha tocado vivir, valorando su cuidado. “El arte, igual que la naturaleza, nos conmueve y este tipo de actividades hace que nos formemos como personas más conscientes de lo que nos rodea”, explica Mar García, coordinadora de Mancoeduca, entidad que junto al Museo de la Universidad de Navarra ha desarrollado esta actividad tan original.

Tradicionalmente, la industria relojera siempre ha recurrido a materiales altamente contaminantes como el cuero, el titanio o el mercurio. Y lo mismo ha ocurrido con la industria joyera, que ha utilizado materias primas con un alto coste medioambiental y humano. Sin embargo, la clientela actual está mejor informada y más sensibilizada, por lo que exige acciones concretas en lo relativo a la sostenibilidad en el proceso de fabricación de estos productos.

En el ámbito de los residuos urbanos la ciudadanía cada vez tiene más interiorizado que cuanto se desecha puede convertirse en recurso. Con el papel se hace papel reciclado, con los envases, nuevos plásticos, con la materia orgánica, compost y energía, etc. Pero ¿qué ocurre con los escombros y materiales de construcción? “Escombrarte” es un certamen internacional de escultura basado en el Arte del Reciclado, una de las bases de la economía circular; un certamen que sorprende gracias a unas obras y materiales que cobran vida, después de haberse convertido en mero escombro.

Una revista de barrio de Pamplona ha propuesto una iniciativa para que su vecindario recicle agua y se la dé a beber a los árboles urbanos. Pero el objetivo va mucho más allá. Según Roberto Carmona, uno de los precursores de la idea, “lo importante de esta iniciativa, es la concienciación medioambiental y la necesidad de ahorro de agua. Sin olvidar que también nos parece importante crear un vínculo entre la ciudadanía y los árboles, y mostrar sus beneficios para los seres humanos”.

Ubuntu, en zulú significa “yo soy porque somos”. De alguna manera transmite el concepto de pertenencia a una comunidad y el del bien común. El Ayuntamiento de Villava (Navarra) tomó esa palabra de referencia y organizó una jornada festiva con el objetivo de sensibilizar y concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de la implicación colectiva para seguir construyendo una ciudad acogedora y sostenible.

Las abejas y polinizadores silvestres son los mejores bioindicadores de la calidad del aire de la ciudad, por lo que su presencia en el entorno urbano es positiva. En Europa, países como Francia, Inglaterra, Eslovenia y Alemania la presencia de las abejas ha dado excelentes resultados y no ha provocado grandes inconvenientes o problemas.
La legislación española prohíbe colmenas de explotación ganadera en áreas urbanas. Sin embargo, no impide tener abejas para fines conservacionistas o didácticos, siempre que no se comercialicen productos de la colmena.

A menudo olvidamos que el ser humano no nació con zapatos. Que, de hecho, nuestros antepasados más lejanos, caminaban descalzos por caminos agrestes. En la actualidad hemos perdido esas referencias, y con ellas, los beneficios que puede aportar el contacto de la naturaleza sobre nuestros desnudos pies. El centro de visitantes de Lieteberg (Bélgica) ofrece ahora un paseo de 3 km de largo a través de una antigua cantera de arena y grava.

La normativa actual considera como explotación apícola profesional la que tiene un mínimo de 150 cajas. Pero Jaume Clotet no quiso nunca priorizar la cantidad, sino la calidad del producto y el bienestar de sus abejas. Por eso se hizo apicultor urbano, para poder trabajar y vivir de las abejas de una forma más sostenible y respetuosa con ellas, al tiempo que transmite a la sociedad la importancia y los beneficios que aportan las abejas en la vida de una ciudad.