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La sensibilización medioambiental cuenta para nota

El proyecto 'De restos a energía', es una propuesta de IES Mendillorri (Navarra). Consiste en crear una pila termoeléctrica para abastecer pequeños aparatos electrónicos a partir del proceso de compostaje. En mayo de 2022 obtuvo el máximo galardón en la categoría de 'Proyecto más innovador' de la cuarta edición del Certamen Tecnológico Efigy de ámbito nacional. No es casualidad. El equipo docente del centro está comprometido con la educación ambiental.

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Una red gigante colgada del techo de la entrada al instituto elaborada con todo el papel de aluminio recogido durante el curso y que finalmente fue trasladado al Museo Medioambiental de Pamplona. Recogida de residuos por el barrio a través de la actividad LIBERA –MENDI, basado en el proyecto Libera a nivel nacional). “Mercadillo de trueke”, una actividad para concienciar al alumnado sobre los hábitos de consumo de los adolescentes basados en el comprar-usar-tirar.  Y, por supuesto, el proyecto ‘De restos a energía’, una propuesta consistente en crear una pila termoeléctrica para abastecer pequeños aparatos electrónicos, a partir del proceso de compostaje y que, en mayo de 2022,  obtuvo el máximo galardón en la categoría de ‘Proyecto más innovador’ de la cuarta edición del Certamen Tecnológico Efigy de ámbito nacional (el jurado valoró que se tratara de un proyecto que combinaba ciencia, tecnología e ingeniería, con una visión diferente del uso de las termópilas).

Esto es IES Mendillorri (Navarra) y ellas Lupe y Eli, dos profesores comprometidas con el medio ambiente que llevan años sensibilizando al alumnado en cuestiones tan importantes como sostenibilidad, reciclaje, economía circular, etc. “De hecho, la primera actividad que recuerdo que puse en marcha en el centro fue el Ecoplan, de la mano del programa de Educación Ambiental Mancoeduca –explica Lupe-.  Pasamos todo el curso trabajando en la reducción de residuos (auditoría, sensibilización, elaboración de un plan de recogida…).  He de reconocer que para mí este ha sido el tema más difícil para desarrollar con los y las chavalas, porque cuesta cambiar los hábitos y que el alumnado, familias, profesorado y toda la Comunidad Educativa se implique”.

“Pero ya vemos algunos frutos –añade Eli-. Por ejemplo, aunque el aluminio no ha desaparecido totalmente, poco a poco se va reduciendo su presencia en el Centro. Una de las últimas intervenciones en este sentido ha sido el trabajo con las familias para introducir el uso de un envoltorio sostenible, y el reparto de boc”roll con el logo del Instituto. Poco a poco”.

“Sí, pero la chavalería sigue trayendo envases de plástico, briks y aluminio para los almuerzos, por lo que es necesario seguir trabajando el almuerzo sostenible y saludable con el alumnado y familias desde el comienzo de curso”, replica Lupe. Aquí un post relacionado.

“Es verdad -corrobora Eli-. A veces hay un toque de rebeldía. Fíjate, aquí tenemos un sistema de recogida bien estructurado, con bastantes puntos donde depositar separadamente los residuos. Parece fácil hacerlo bien, pero no se hace. A mí me han llegado a dejar al lado del contenedor construcciones hechas con envases. O sea, se toman la molestia de apilarlo, pero no llegan a depositarlo en el contenedor.  En parte es por la edad adolescente y, por otra parte, porque no se paran ni un segundo a pensarlo.  ¡Van y vamos demasiado rápido!”.

Lupe asiente con la cabeza, sonríe y añade “por eso seguimos insistiendo y manteniendo las acciones de reducción y eliminación de residuos como el aluminio”.

En opinión de las dos educadoras, el trabajo con residuos es a medio y largo plazo, por lo que no puede reducirse a una única actividad del centro, sino a una forma de trabajar continua y transversal.

Sin embargo, el estudio de un ecosistema urbano cercano a través de su biodiversidad y la calidad del río les resulta muy útil para sensibilizar al alumnado y conseguir sensibilizarlo. “Se ama lo que se conoce”, afirman.

No obstante, la implicación es un gran escollo con el que se topan a diario. Según Eli, “cuando montamos desde el profesorado iniciativas o pedimos voluntarios/as, cuesta que nadie colabore. Creo que nos ven siempre como “profes”, y no como compañeros o compañeras en acciones ecologistas”.

En vista de ello antes de la pandemia crearon la figura de “delegados/as ambientales” responsables de la autogestión. Así mismo, promueven las acciones con  premio, por ejemplo el premio a la clase más sostenible. “El curso pasado regalamos boc&roll personalizados con el logo del instituto a todos los padres y madres que acudieron a la reunión de comienzo de curso, para dar un paso importante a las acciones de Sostenibilidad.  Además, se realiza un control con cierta frecuencia y hemos detectado que el número de adolescentes que utilizan los envoltorios sostenibles ha aumentado, así que esto nos anima para continuar trabajando con el alumnado en esta dirección”.

Y ese es el punto en el que se encuentran en este momento, mirando hacia adelante, hacia el futuro y al nuevo curso. “Nuestra intención es seguir trabajando con el programa Mancoeduca, porque es una suerte poder contar con cantidad y variedad de recursos educativos en el tema de medio Ambiente y Sostenibilidad. Hasta ahora hemos utilizado Unidades Didácticas que hemos podido cambiar y  adaptar  a las necesidades del aula, y no encanta que nos hagan un seguimiento durante el curso de las actividades que iniciamos, por ejemplo, en procesos de compostaje o eliminación de residuos”.

Eli, además, está trabajando actualmente en un proyecto de gamificación. “Me gustaría aprender a crear un entorno atractivo para el alumnado donde consiga implicarse a través de diferentes roles y espacios. Es muy importante disponer de recursos ya elaborados sin tener la necesidad de elaborarlos, porque lo cierto es que no disponemos del tiempo que nos gustaría”.

Y con estos proyectos en mente comienzan estas profesoras las vacaciones escolares, que no las medioambientales. “Para nosotras la sensibilidad ambiental es una forma de entender el mundo”.

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*Lupe Vitoria Mangado es bióloga de formación, con más de 25 años en la educación y 13 años en el IES Mendillorri.  Imparte el Ámbito Científico Matemático en el Programa de Mejora del Aprendizaje y Rendimiento (PMAR). Además, pertenece al Departamento de Orientación del centro, es tutora de 3º de la ESO PMAR y participa en el proyecto de Sostenibilidad del centro. Entre sus aficiones y hobbies destacan el senderismo y montañismo, además del dibujo y la fotografía de naturaleza.

*Elisabet Diaz Ereño, también bióloga de formación académica, lleva 32 años en el mundo educativo y 14 años en el IES Mendillorri. Imparte Biología-Geología tanto en ESO como Bachillerato en el modelo D, además de las tareas de tutora, jefa de departamento y coordinadora.  Es una apasionada del senderismo en montaña. Realiza vídeos cortos sobre excursiones y actividades del instituto relacionadas con la Sostenibilidad.

 

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