Roberto Simal y Ángel Herrero, biólogos de la consultora ambiental BHS acuden al atardecer al Parque Fluvial de la Comarca por encargo de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona. En localizaciones del parque elegidas por sus diversos niveles de uso (sendas, áreas recreativas, playas, etc.) y por la presencia o ausencia de luz artificial, colocan cuatro ‘trampas de luz’ que quedarán activas toda la noche. También en áreas de control –fuera del parque y sin uso público– para asegurar que los cambios observados se deban realmente a las variables estudiadas y no a otros factores.
Su objetivo es determinar la abundancia y diversidad de mariposas y polillas en función del uso público en diferentes áreas del parque. Sin olvidar que este estudio se enmarca en un proyecto más amplio consistente en analizar si existen diferencias significativas en el uso del espacio de varios grupos faunísticos (murciélagos, avifauna, mamíferos…) en función de las diferentes intensidades de uso público en el Parque Fluvial de Pamplona.
Los biólogos se aseguran de que los cubos de goma EVA de unos 40 cm de lado están correctamente situados y colocan en la tapa superior dos láminas de plástico transparente con una apertura para que accedan las mariposas. Sobre esa estructura, una luz ultravioleta orientada hacia arriba se encargará de atraerlas. Y es que, la mayoría de las mariposas y polillas se sienten atraídas por esta luz, ya que la usan para comunicarse: muchas tienen en sus alas pigmentos que reflejan la luz UV de maneras específicas, creando patrones para encontrar pareja y alimentarse.
Junto a cada lado del cubo colocan también cajas de huevos, ya que el material y la forma de estos cartones moldeados ayudan a que muchas mariposas se queden resguardados en las cavidades.
Cuando amanezca, los dos biólogos acudirán a recoger las trampas para contar, determinar y fotografiar todas las especies capturadas. Después liberarán todas las mariposas y polillas.
El plan es realizar cuatro sesiones de muestreo: una en primavera, dos en verano y una en otoño. Se descarta el invierno, ya que en esa estación no hay actividad de mariposas adultas al encontrarse aún en estado larvario.
Ya se han realizado tres sesiones, la más reciente en septiembre, y está previsto que la última se lleve a cabo ya en 2026.
En esas primeras sesiones de muestreo ya se ha constatado una fuerte presencia de la mariposa del boj (Cydalima perspectalis), una especie invasora de Asia que se ha convertido en una plaga muy destructiva desde hace más de diez años para los bojes de Europa. El principal problema de esta especie no lo causa la mariposa en sí, sino su fase larval, es decir, las orugas, ya que son muy voraces y se alimentan de las hojas y la corteza de los bojes. Su acción puede causar una defoliación completa y masiva de la planta en muy poco tiempo, lo que debilita el arbusto y, en muchos casos, provoca su muerte. O sea, no es una buena noticia que haya tantas.
Las mariposas y polillas más comunes y abundantes son las que más atención acaparan, porque explican mucho mejor las diferencias entre las zonas con uso público y las áreas de control.
Sin embargo, los biólogos no pierden la esperanza de capturar algún ejemplar de mariposa isabelina (Graellsia isabellae), ya que las estaciones ubicadas al norte están en el borde de su área de distribución.
El presupuesto de todo el proyecto es de 67.177 euros (IVA excluído) y es financiado con fondos procedentes del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia-Financiado por la Unión Europea-NextGenerationEU, gestionados por el Gobierno de Navarra, y forma parte del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino Comarca Pamplona Rural al ser uno de los proyectos beneficiarios de la convocatoria extraordinaria de Planes Territoriales de Sostenibilidad Turística en Destinos 2023.
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