Según datos facilitados por la revista National Geographic en el número de abril 2022, se prevé que en 2040 el volumen de plástico que llega cada año a los mares se pueda triplicar y alcanzar los 29 millones de toneladas anuales. Esto, más que un simple dato, es una gran amenaza, puesto que las especies que pueblan nuestros mares y océanos, y que constituyen parte de nuestra dieta, ingerirán esos plásticos. O sea, dentro de 20 años el ser humano comerá el triple de plástico que ahora.
El origen de esos residuos, en gran medida, se sitúa en tierra firme. De ahí llega a los ríos que después desembocan en las costas y así muchos paraísos naturales se convierten en estercoleros (leer aquí). Un estudio reciente llevado a cabo por parte de profesionales de la investigación científica ha concluido que sería necesario limpiar más de un millar de ríos a nivel mundial para reducir en un 81% la cantidad de residuos que llegan al mar.
Y hay quien ya se ha puesto ya manos a la obra. En 2014, por ejemplo, John Kellett creó un interceptor de basura flotante, el Mister Trash Wheel (el señor Recogebasuras),para limpiar el puerto de Baltimore. Se trata de una barcaza con una graciosa apariencia de ojos saltones y enorme boca que gracias a una rueda de agua se impulsa por la corriente del río que desemboca en el puerto. La rueda provoca también el movimiento de una cinta transportadora y unos rastrillos, que recogen los residuos. Desde 2014, el Mister Trash Wheel ha recogido más de un millón de kilos de basura de la vía fluvial.
The Ocean Cleanup es otro proyecto ambicioso para eliminar el plástico de los océanos del mundo. Se trata de una fundación sin ánimo de lucro, creada por el joven inventor y empresario holandés Boyan Slat, y que desarrolla sistemas avanzados de limpieza. Su objetivo inicial era limpiar el 90% del plástico flotante del océano durante las siguientes dos décadas a través de una barrera de seiscientos metros de largo y en forma de U, con una falda tipo red bajo la superficie del agua que se mueve con la corriente.
Slat saltó a la fama en 2015 cuando anunció un ambicioso plan para limpiar la gran mancha de basura del Pacífico, una concentración de residuos plásticos que se arremolinan en el Pacífico Norte. Es lo que se conoció como Mega Expedición y en ella participó una flota de 30 embarcaciones. Durante la expedición además de recoger plástico, se midió su concentración, distribución y radio de alcance.
Cuando presentó su plan, el mundo científico se le echó encima argumentando que los costes que ello supondría serían desorbitados y que además eliminar la isla de plástica no solucionaría el problema de los microplásticos.
Desde entonces su proyecto ha recibido donaciones por cerca de 31,5 millones de dólares procedentes de patrocinios que se suman a los dos millones de dólares recaudados gracias a una campaña de micro mecenazgo. También ha recibido numerosos reconocimientos internacionales y la Comisión Europea le ha elegido como unos de sus asesores expertos en innovación.
A finales de octubre de 2019, presentó su nueva iniciativa de limpieza de ríos con una barcaza alimentada por energía solar. Su objetivo era limpiar en cinco años los mil ríos que más basura arrastran. La pandemia, sin embargo, retrasó este proyecto; pero no lo paralizó. En la actualidad se está desarrollando en países como Indonesia, Malasia, Vietnam y República Dominicana. Junto con el dispositivo del pacífico ya ha recogido más de 1000 toneladas de basura.
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Fuentes:
Revista National Geographic
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