¿Sabías que las maquinillas de afeitar, los productos de higiene bucal y los envases de cosméticos se pueden reciclar para darles una segunda vida? También los botes de cremas solares, los tubos de cremas labiales… Nuestra forma de vida genera residuos que poco tienen que ver con los de antaño y que necesitan una gestión específica. Para su tratamiento nacen empresas especializadas. Sin embargo, no debemos olvidar que el mejor residuo es el que no se genera.

El Ganges es tercer río del mundo que vierte más agua dulce al mar, después del Amazonas y el Congo. Y también es uno de los más contaminados. A diario deposita en el mar vertidos de cientos de fábricas y millones de litros de agua residuales que cada día siguen vertiéndose sin tratar, además de toneladas de plástico procedentes de envoltorios, papel film, sobres monodosis, etc. Y todo ello a pesar de ser un país con una tasa de reciclaje del 60%.

El origen de la gran mayoría de los residuos plásticos que en la actualidad ahogan al mar proviene de los ríos. Por eso, es urgente limpiarlos. Existen iniciativas de diversa índole para limpiar los entornos fluviales. Hoy hablamos de Mister Trash Wheel (el señor Recogebasuras) y de The Ocean Cleanup (la Limpieza del Océano), dos proyectos ambiciosos con mucho recorrido.

En esta era de la información, la desinformación es una gran enfermedad. En ocasiones es difícil discernir entre lo cierto y lo falso y eso resta tiempo y energía a lo realmente importante que es hacer llegar un mensaje claro y conciso a la ciudadanía. En el caso que nos ocupa lo que se pretende transmitir es que lo que hemos hecho hasta ahora ya no sirve, por lo que debemos cambiar de hábitos y mentalidad. Los residuos no tienen por qué ser un desecho, sino que pueden ser un recurso, pero para que esto sea posible, es imprescindible la colaboración de toda la ciudadanía. Porque hacerlo bien nos une y nos beneficia, del mismo modo que beneficia a un planeta al que seguimos castigando con emisiones evitables.

Clima, energía, biodiversidad, residuos, y en referencia a ellos los plásticos… Estos son los trending topics del medio ambiente actual. Pero la relación entre estos temas no se refleja en ninguna parte. Al menos eso es lo que dice la divulgadora científica Ana Galarraga. En su opinión, a pesar de la cantidad de información que encontramos en los medios habituales, y de la emergencia climática a la que nos enfrentamos, la sensibilización medioambiental no ha aumentado. “La economía y la ecología son lo mismo, y entenderlo nos hace repasar nuestro modo de vida, y eso nos exige esfuerzos”.

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¿Sabes que uno de cuatro pedidos que se realiza por internet se devuelve? ¿Y que el 10% de lo que se devuelve se desecha directamente? ¿Qué ocurre cuando devolvemos una prenda que no nos sienta bien o que, simplemente, no cumple las expectativas que nos habíamos creado viéndola en pantalla? No hay duda de que la compra electrónica exige una gran responsabilidad.

Una empresa vasca ha conseguido tratar y reciclar las mascarillas sanitarias que se habían convertido en un residuo que iba directo a los vertederos. Ahora se recuperan y se convierten en combustible e hidrógeno.

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La Vuelta se esmera en ser la prueba por etapas más sostenible y circular del circuito profesional. Este año quiere convertirse en la primera carrera por etapas en la que no se van a utilizar botellas de plástico de un solo uso. Además, reactivará su “Pelotón Verde”, repartirá trofeos elaborados con vidrio reciclado, premiará a los líderes con maillots confeccionados a partir de materiales textiles recuperados, apostará por vehículos eléctricos, recogerá pilas y lámparas y distribuirá café en vasos de cartón. No hay duda de que la prueba considera la sostenibilidad como una meta a alcanzar.

Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos se encuentran entre los eventos deportivos más grandes del mundo. Y esa magnitud provoca igualmente un impacto que no se limita al deporte, sino también a la sociedad, la economía y al medio ambiente. Tokio 2020 busca convertirse en un ejemplo de sostenibilidad.

Hubo un tiempo en el que la lana se consideraba el “oro blanco”. En la actualidad, supone un problema para los ganaderos y un problema medioambiental si se trata como mero residuo. Un investigador de la Universidad Pública de Navarra la utiliza para conseguir plástico biodegradable.