Eva Crane decidió abandonar su prometedora carrera de física nuclear para centrar sus investigaciones en las abejas y dedicarse después a las labores de divulgación. Corría el año 1942, Inglaterra estaba sumida en la Segunda Guerra Mundial y a ella le acaban de regalar una colmena como regalo de bodas.

“Queríamos crear un parque en el que relajarse, en el que disfrutar de la naturaleza y entrar en comunión con el ser querido fallecido. Nada de grandes mausoleos ni panteones”. Y parece que quienes idearon este cementerio de Roques Blanques están logrando su propósito.