
El agua puede ser dulce o salada, tener sabor a tierra o a cloro; etc. Estos son algunos de los sabores que puede tener ese líquido al que siempre nos hemos referido como insípido, inodoro e incoloro. Sabores que responden a los compuestos naturales que provienen del mismo origen del agua (embalse o manantial) o a otros que se le añaden para su desinfección, como el cloro. Sólo un paladar educado puede percibirlos en las catas de agua.