¿Sabías que las maquinillas de afeitar, los productos de higiene bucal y los envases de cosméticos se pueden reciclar para darles una segunda vida? También los botes de cremas solares, los tubos de cremas labiales… Nuestra forma de vida genera residuos que poco tienen que ver con los de antaño y que necesitan una gestión específica. Para su tratamiento nacen empresas especializadas. Sin embargo, no debemos olvidar que el mejor residuo es el que no se genera.
El Ganges es tercer río del mundo que vierte más agua dulce al mar, después del Amazonas y el Congo. Y también es uno de los más contaminados. A diario deposita en el mar vertidos de cientos de fábricas y millones de litros de agua residuales que cada día siguen vertiéndose sin tratar, además de toneladas de plástico procedentes de envoltorios, papel film, sobres monodosis, etc. Y todo ello a pesar de ser un país con una tasa de reciclaje del 60%.
La historia de la isla de Nauru nos habla de un desarrollo económico sin igual, impulsado por la explotación de recursos naturales. Pero también de la falta de previsión, del querer mirar hacia otro lado y de reaccionar cuando ya es demasiado tarde… De hecho, podríamos tomar este caso de ejemplo, como espejo en el que mirarnos. Nauru es el paradigma de la explotación de recursos sin control y de una sociedad con fe ciega en que la tecnología o los nuevos descubrimientos ayudarán a paliar el problema que nuestras acciones están creando. Pero ¿y si no es así?
Según la FAO, el 87% de los cultivos alimentarios de todo el mundo son polinizados por las abejas, por lo nuestra alimentación depende de ellas directamente. Sin embargo, muchas especies están desapareciendo por diferentes razones. ¿Quizá una de ellas sea el desconocimiento?
El agua puede ser dulce o salada, tener sabor a tierra o a cloro; etc. Estos son algunos de los sabores que puede tener ese líquido al que siempre nos hemos referido como insípido, inodoro e incoloro. Sabores que responden a los compuestos naturales que provienen del mismo origen del agua (embalse o manantial) o a otros que se le añaden para su desinfección, como el cloro. Sólo un paladar educado puede percibirlos en las catas de agua.
El origen de la gran mayoría de los residuos plásticos que en la actualidad ahogan al mar proviene de los ríos. Por eso, es urgente limpiarlos. Existen iniciativas de diversa índole para limpiar los entornos fluviales. Hoy hablamos de Mister Trash Wheel (el señor Recogebasuras) y de The Ocean Cleanup (la Limpieza del Océano), dos proyectos ambiciosos con mucho recorrido.
En esta era de la información, la desinformación es una gran enfermedad. En ocasiones es difícil discernir entre lo cierto y lo falso y eso resta tiempo y energía a lo realmente importante que es hacer llegar un mensaje claro y conciso a la ciudadanía. En el caso que nos ocupa lo que se pretende transmitir es que lo que hemos hecho hasta ahora ya no sirve, por lo que debemos cambiar de hábitos y mentalidad. Los residuos no tienen por qué ser un desecho, sino que pueden ser un recurso, pero para que esto sea posible, es imprescindible la colaboración de toda la ciudadanía. Porque hacerlo bien nos une y nos beneficia, del mismo modo que beneficia a un planeta al que seguimos castigando con emisiones evitables.
La Ciencia Ciudadana ha vivido una gran expansión gracias al uso de internet y a la creación de herramientas que permiten interactuar en tiempo real a varios individuos desde distintos puntos del planeta. Su objetivo es facilitar la transferencia de conocimiento entre las personas dedicadas a la investigación científica y la ciudadanía a la que se le ofrece, además, la posibilidad de participar de forma activa en la creación de estos conocimientos. El proyecto internacional Nature city challengue (Biomaratón o Bioblitz) es muestra de ello.
Clima, energía, biodiversidad, residuos, y en referencia a ellos los plásticos… Estos son los trending topics del medio ambiente actual. Pero la relación entre estos temas no se refleja en ninguna parte. Al menos eso es lo que dice la divulgadora científica Ana Galarraga. En su opinión, a pesar de la cantidad de información que encontramos en los medios habituales, y de la emergencia climática a la que nos enfrentamos, la sensibilización medioambiental no ha aumentado. “La economía y la ecología son lo mismo, y entenderlo nos hace repasar nuestro modo de vida, y eso nos exige esfuerzos”.
Anita Studer es una ornitóloga suiza que fue a Brasil para estudiar el mirlo de Forbes (Anumara forbesi) que estaba en peligro de extinción y que lleva casi 40 años trabajando en la recuperación del bosque de Pedra Talhada, que es el hábitat de esta ave. Durante este tiempo ha desarrollado su proyecto medioambiental, poniendo el foco en la mejora de las condiciones de vida de la población local.