Nacho Dean: "Convertimos el mar en un auténtico basurero"

La necesidad de poner su pasión por la aventura y la exploración al servicio de la conservación y la divulgación medioambiental hizo que Nacho Dean, naturalista, explorador profesional y divulgador, se convirtiera en la primera persona de la historia en dar la vuelta al mundo caminando y en unir nadando los 5 continentes.

Entre 2013 y 2016 recorrió 4 continentes, 31 países y 33.000 kilómetros a pie, en solitario y sin asistencia. Su objetivo: la defensa del medio ambiente.

Después, entre 2018 y 2019 completó el desafío con el que unió a nado los 5 continentes para lanzar un mensaje de conservación de los océanos.

Y, entre septiembre de 2022 y junio 2023, empleando todos los conocimientos adquiridos, se embarcó en un nuevo proyecto que consistió en circunnavegar a vela la Península Ibérica. Se trataba de la primera expedición científica y divulgativa cuyo objetivo era elaborar el primer mapa sobre contaminación y basuras marinas de España, prestando especial atención a los plásticos y microplásticos.

Lo que más le llamó la atención nada más emprender la marcha fue constatar la alarmante pérdida de biodiversidad en las costas, así como el aumento de las temperaturas, la contaminación y la acumulación de gran cantidad de basuras y de plásticos a lo largo de todo el litoral, e, incluso, en regiones de interior. “Hay más de 8 millones de toneladas de plásticos que se vierten al mar cada año. Es el equivalente a un camión de basura cada minuto”, explica.

En cada comunidad autónoma eligió tres localizaciones: una ciudad costera, una desembocadura del río y una zona prístina. “Queríamos abarcar lo que está más y debería estar menos contaminado”. Allí recogió muestras que se analizaron en el laboratorio de la Universidad de Cádiz y con los resultados obtenidos se ha elaborado el I Informe sobre macrobasuras en las costas españolas que se ha publicado recientemente, con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y la Universidad de Cádiz.

“Al margen de elaborar ese informe, con este trabajo perseguíamos otros objetivos como el de monitorear por primera vez esas macrobasuras, contribuir a la investigación científica, establecer líneas base para futuros estudios, sensibilizar a la ciudadanía y a la comunidad escolar, generar presión para los gobiernos, apoyar otros proyectos medioambientales que estuvieran en marcha y realizar una divulgación internacional que pudiera contribuir a la cooperación interestatal».

En las 10 comunidades autónomas que visitó la expedición, recogió más de tonelada y media de 43.000 objetos o productos diferentes. Y de toda esa cantidad de residuos, el 65% eran plásticos: tapones de botellas y anillas, poliespán, cabos, cuerdas y cordeles, envases de comida, botellas de plástico, envoltorios y palos de chuches, cajas de pescado, otros fragmentos de plástico no identificables, y bolsas y sacos de plástico, principalmente.

Junto a estos residuos, también encontraron gran cantidad de colillas de cigarrillos, vidrios y bastoncillos.

“Creo que aún no somos conscientes del problema que todo esto supone. Ya está comprobado que los microplásticos están presentes en la cadena trófica. Lo que aún no se sabe es el impacto que ello supone sobre nuestra salud, sobre todo los componentes químicos de se emplean en la elaboración de esos microplásticos.

Estamos convirtiendo el mar en un auténtico basurero y eso nos perjudica enormemente. Ya es hora de que podamos crear una conciencia que se traduzca luego en acciones”.

¿Y esta clase de acciones sirven para crear esa conciencia que derive en un plan de acción?, le preguntamos

“Sí –afirma categórico-, estamos logrando un impacto en la sociedad y a nivel internacional de millones de personas mediante nuestras expediciones, libros, conferencias, entrevistas… Además, nos alineamos con patrocinadores y empresas comprometidas con la sostenibilidad y el cuidado del océano para realizar campañas y actividades con sus empleados. Lo que buscamos es que el resultado de nuestra investigación se traduzca también en legislación y en Declaración de Parques naturales y Áreas Marinas Protegidas”.

Son objetivos muy ambiciosos pero necesarios si lo que se pretende es que el mensaje de conservación y cuidado del medio ambiente cale entre la sociedad. Pero ¿la ciudadanía está receptiva? “Según como nos dirijamos a ella. Está claro que es necesario lanzar un mensaje atractivo y hacerlo desde la pasión, no desde la culpa. En segundo lugar, debemos apoyarnos siempre en evidencias científicas, porque de esa manera evitaremos lanzar informaciones contradictorias que lleven a la confusión. Y, en tercer lugar, tenemos que comunicar desde la coherencia y la credibilidad”.